Que Anita vuelva a lo grande, protagonizando portadas en triquini, es la cosa más normal del mundo. Que la revista justifique su elección por la repercusión social de aquel cuentecillo de "Ana y los siete", no es normal. Que el mundo ponga en duda la naturalidad de las imágenes es normal. Que Alejandro Albalá -casi exmarido de Chabelita Pantoja como currículo, un recién llegado- le dispute el protagonismo, de igual a igual, a Ana, reina de los photocall, no es normal. Que se reúnan en la presentación en sociedad de la portada las Azúcar Moreno, Rosa Valenty o Marlene Mourreau es normal. Que no acuda ningún colega biólogo no es normal.