Con 90 años, la reina Isabel II volvió a hacer ayer historia al cumplir 65 años en el trono del Reino Unido, la primera monarca británica que celebra el llamado Jubileo de Zafiro.

Con motivo de esta celebración, la primera ministra británica, Theresa May, calificó a Isabel II como una "inspiración" y dijo que una prueba de su "entregada devoción a la nación" es el hecho de que la reina no haya querido celebraciones públicas y que pase el día "haciendo el trabajo al que ha dedicado su vida".

"Ha sido una verdadera inspiración para todos nosotros y estoy orgullosa, en nombre de la nación, de ofrecer nuestro más humilde agradecimiento y felicitaciones en la celebración de este Jubileo de Zafiro", afirmó la jefa de Gobierno.

Salvas de cañón en la Torre de Londres y el Green Park londinense, así como una ceremonia militar con caballos y música castrense conmemoraron con solemnidad el aniversario de la llegada de Isabel II a la jefatura del Estado el 6 de febrero de 1952, con 25 años, tras la muerte de su padre, el rey Jorge VI.

Además, se emitió un sello especial con motivo de esta fecha y se reeditó un retrato de la reina tomado en 2014 por el fotógrafo David Bailey, en el que aparece sonriente y luciendo el collar y pendientes de zafiros que le regaló su padre por su boda en 1947 con el príncipe Felipe de Edimburgo, unas de las joyas más importantes de su colección.

La princesa Isabel, apodada Lilibet en la infancia, estaba de viaje en Kenia con su esposo cuando fue informada del fallecimiento de su progenitor, al que estaba muy unida, y de su inmediato acceso al trono, si bien no fue coronada hasta el 2 de junio de 1953, un aniversario que celebrará el año próximo.

Pese al récord alcanzado ayer, la soberana disfrutó del día en privado en su residencia de Sandringham, en el condado inglés de Norfolk (este de Inglaterra), y no tenía programado ningún compromiso oficial.