Timothy Spall fue recibido con un prolongado aplauso y con toda la sala puesta en pie. "Tengo que ser actor, no puedo parar y reconozco que es una enfermedad, pero muy buena" confesó al comienzo de su intervención, insistiendo en que "soy un privilegiado que ha tenido mucha suerte, a pesar de las patadas en el culo que me han dado". Spall ha tenido destacadas intervenciones en más de 60 películas, comenzando en 1978 con "Quadrophenia" y ha trabajado para directores como Tim Burton, Roland Joffé o Alfonso Cuarón.

Pero sin duda, su itinerario profesional está asociado a Mike Leigh con quien ha rodado nueve películas. No hay guiones en las películas de Leigh, comentó.

Su técnica se centra en reunir a los actores y actrices y presentarles la idea básica, para desarrollar la narrativa mediante el proceso de creación. Utiliza la improvisación durante los ensayos que llegan a durar seis meses antes de pasar al rodaje que se hace cronológicamente, secuencia a secuencia, "con lo que los actores no sabemos lo que va a pasar, tal y como ocurrió en la escena crucial de 'Secretos y mentiras' que filmamos en una sola toma ininterrumpida de casi ocho minutos".