La declaración ha sido consensuada por los casi 500 delegados que han asistido a la cumbre y será entregada a los gobiernos que participarán en diciembre en Copenhague (Dinamarca) en las negociaciones donde se redactará un acuerdo que siga al Protocolo de Kioto.

Durante cinco días de reuniones, los delegados (que representan los alrededor de 350 millones de personas consideradas indígenas en 70 países de todo el mundo) han expresado su convicción de que las tradiciones de los pueblos aborígenes pueden ayudar a mitigar los efectos del cambio climático.

El presidente de la Asamblea General de la ONU, Miguel d'Escoto, afirmó en la sesión del jueves que "el cambio climático amenaza y pone en peligro la supervivencia de las comunidades indígenas de todo el mundo, a pesar de que son las que menos han contribuido a las emisiones de gases con efecto invernadero".

D'Escoto añadió que los pueblos indígenas deben "participar, implementar, vigilar y evaluar a todos los niveles las políticas de cambio climático y sus programas".

La cumbre también ha recibido informes sobre los problemas, provocados por el cambio climático, a los que se enfrentan las distintas comunidades indígenas en lugares tan distantes como Borneo, Guinea Nueva Papúa, Kenia, Nepal o México.

Según uno de los estudios, los indígenas más amenazados por el cambio climático son los que habitan en las regiones árticas, el Caribe, el Amazonas, la parte sur de Chile y Argentina, las islas del Pacífico, los situados en las costas asiáticas y los aborígenes australianos.