Hasta 16 variedades de algas localizadas frente a las costas irlandesas reúnen las condiciones necesarias para producir nuevos combustibles sostenibles y respetuosos con el medioambiente, explicó Stephen Kraan, director del Centro Irlandés de Algas al comienzo de una conferencia internacional organizada por la Universidad de Galway (NUI).

"Con nuestras ricas y sostenibles reservas de algas, Irlanda está llamada a convertirse en un país importante en la elaboración de la siguiente generación de biocarburantes", subrayó el experto.

"Tenemos que examinar aquí -abundó- los aspectos socioeconómicos derivados del uso de las llamadas algas marrones para la producción de bioetanol y debatir las posibilidades que ofrecen las macroalgas".

En la actualidad, estas plantas marinas son utilizadas en tratamientos biomédicos y para fabricar suplementos alimenticios, fertilizantes o cosméticos.

No obstante, apuntó Kraan, los avances tecnológicos experimentados en este campo en los últimos años convierten a las algas en una fuente potencial de bioetanol, en sustitución de los tradicionales cultivos de caña de azúcar y maíz.

"Las algas no tienen la imagen negativa de las fuentes de biomasa terrestres, a las que se culpa ahora del encarecimiento del precio de los alimentos, de su impacto en el consumo de agua, en la biodiversidad y de la destrucción de los bosques tropicales", añadió el científico.

Gran parte de la viabilidad de esta materia prima como fuente de biodiésel dependerá de los costes de producción, precisó el experto australiano Michael A. Borowitzka.

"Para que la elaboración de buocarburantes resulte rentable -aseguró-, la biomasa de la alga debe costar en torno a un euro por kilo, o menos. Todo un reto".

Según los organizadores de la conferencia, entre los asistentes figuran representantes de la industria, fabricantes, investigadores, científicos y legisladores internacionales.