La composición química del agua marina guarda las claves sobre el tamaño de esos objetos y la frecuencia con que hicieron impacto, señala un informe de los científicos de la Universidad de Hawai (EEUU), divulgado por "Science".

Los isótopos de osmio en el agua se pueden usar para medir el tamaño del objeto que causa el impacto, siempre que éste pertenezca al grupo más común de meteoritos, llamados condritos.

El método funciona porque la concentración de osmio en el agua es constante en los océanos y un gran impacto, que desintegra el objeto, agrega osmio con una composición isotópica diferente a las aguas y a los sedimentos.

"El osmio se mezcla rápidamente con el océano y los registros de estos cambios inducidos por el impacto en la química oceánica se preservan en los sedimentos del fondo marino", señaló Rodey Batiza, de la Fundación Nacional de las Ciencias.

Con ese sistema, aplicado en el Pacífico ecuatorial y en el extremo austral de África, los científicos determinaron que los dos meteoritos que cayeron sobre la superficie terrestre al final del Cretáceo y el Eoceno, medían entre cuatro y seis kilómetros de diámetro el primero, y tres kilómetros el segundo.

Según los científicos, el primer impacto, hace 65 millones de años, fue el factor principal que llevó a la desaparición de los dinosaurios de la faz de la tierra.

"Sabemos que hubo dos impactos y ahora podemos interpretar cuál fue el comportamiento de los océanos tras esos impactos", manifestó Francois Paquay, geólogo de la Universidad de Hawai.

Añadió que, con el nuevo sistema, los científicos podrán medir otros meteoritos "grandes o pequeños".