Este estudio forma parte del proyecto EPICURO/Spanish Bladder Cancer Study, que desde 2003 tiene como objetivo mejorar el conocimiento de las causas (genéticas y ambientales), prevención, establecimiento del pronóstico y tratamiento del cáncer de vejiga.

Los autores del estudio, que ha sido publicado en la versión en línea de marzo de la prestigiosa revista "Lancet Oncology", afirman que esta aportación no sólo ha de servir como marcador de riesgo de sufrir cáncer de vejiga, sino que, probablemente, será igual de valioso en la detección de otros tipos de cáncer.

El proyecto EPICURO está coordinado a nivel español por Manolis Kogevinas y Núria Malats, del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL) y del IMIM-Hospital del Mar de Barcelona, y Francisco Real, también del IMIM-Hospital del Mar y de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.

Concretamente, en esta ocasión el análisis se ha coordinado desde el CREAL/IMIM-Hospital del Mar y el National Cancer Institute de Estados Unidos, con la participación del grupo de investigación del doctor Manel Esteller, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, en Madrid.

En España se diagnostican cerca de 8.000 nuevos casos de cáncer de vejiga al año y 3.000 personas mueren de esta enfermedad.

Se trata de una enfermedad crónica con una supervivencia a los 5 años del 70%, hecho que exige un seguimiento clínico estricto y que tiene una afectación importante en la calidad de vida del paciente.

El cáncer de vejiga es el tumor que comporta el gasto sanitario más alto por paciente.

El estudio ha puesto de manifiesto que una disminución de los niveles de mutilación global del ácido desoxirribonucleico -ADN- (hipometilación) está asociada a un mayor riesgo de desarrollar cáncer de vejiga.

Según Núria Malats, "el cáncer de vejiga urinaria como modelo de cáncer ha resultado idóneo para este tipo de estudios, ya que son bien conocidos los factores de riesgo asociados a la enfermedad".

Teniendo en cuenta los factores de riesgo existentes en conjunto, otra conclusión de este trabajo ha sido, según Manolis Kogevinas, "que la medida global de la hipometilación del ADN en sangre es, de por sí, un factor de riesgo independiente de otros factores de riesgo conocidos para el cáncer, como el consumo de tabaco, a pesar que el efecto conjunto de los dos factores incrementa mucho el riesgo de esta neoplasia".

Para llegar a estas conclusiones, el equipo de investigadores ha recopilado datos de 775 pacientes diagnosticados de cáncer de vejiga, entre 1998 y 2001, provenientes de diversas comunidades españolas (Cataluña, Asturias, Comunidad Valenciana y Canarias) y los ha comparado con datos provenientes de una población control de 397 personas.

Se ha utilizado como marcador, en los dos grupos, el grado de metilación que presentaba el nucleótido citosina del ADN de los glóbulos blancos o leucocitos en la sangre.

Igualmente, en ambos grupos, se obtuvo información relevante sobre otros factores de riesgo asociados al desarrollo de cáncer, como los hábitos alimentarios y los hábitos tóxicos (consumo de alcohol y de tabaco, principalmente).