Con una escritura de un lirismo suave, preciso, las vidas de los protagonistas de esta novela transcurren entre anhelos frustrados y ambiciones no realizadas, como si Londres fuera un gran teatro -por momentos tan terrible como hermoso- que cobra vida gracias a la mirada aguda de Kate Tempest, para desarrollarse como escenario donde se desenvuelve la tragicomedia humana, siempre renovada por las vertiginosas transformaciones, y también siempre igual a las primeras historias sobre su discurrir. La trama transcurre en el sudeste de Londres e ilumina a una generación de jóvenes adultos para quienes pareciera que la vida en sociedad cada vez ofrece menor cabida.