La maestría de Turguénev a la hora de retratar caracteres se muestra en el genial personaje que es Chulkaturin, que escribe un diario sobre su propia existencia, a sabiendas de que esta carece de importancia. Su principal anhelo es encontrar un sentido a su vida, donde nada reseñable ha tenido lugar. El concepto de hombre superfluo, como hombre inteligente, sensible e idealista pero nihilista e indeciso, se hizo popular gracias a la publicación de esta obra de Iván Turguénev en 1850. T.G.