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Qué difícil es hacer el amor

Qué difícil es hacer el amor

Anda encendido cierto sector del feminismo por el manifiesto publicado el pasado martes en el diario francés "LeMonde", en el que la famosa actriz Catherine Deneuve y un centenar de personalidades francesas defienden "la libertad de importunar, indispensable para la libertad sexual" y alertan sobre la ola de puritanismo que ha podido traer consigo la campaña "#MeToo" ("Yo también"), surgida a raíz del escándalo Weinstein. Las mujeres del mundo del cine que asistieron de riguroso luto a la última entrega de los Globos de Oro han aumentado la visibilidad de esta iniciativa, difundida sobre todo a través de las redes sociales. Hay quien sostiene que todo hombre es sospechoso de acoso, abuso y violación salvo que demuestre lo contrario. A mí no me miren.

En Twitter, ese lugar de internet donde las peleas de gallos aún están permitidas, no faltaron los que se atrevieron a decir que en la entrega de los Globos de Oro faltaron las actrices que en su día rechazaron las viles ofertas sexuales del poderoso productor Harvey Weinstein y que probablemente estén hoy trabajando en algún pueblo perdido de Iowa por un sueldo modesto, y no gastándose 10.000 dólares en un modelo exclusivo para la ceremonia. Seguramente ellas, y no Oprah Winfrey -a la que el cantante Seal ha acusado de estar al tanto de lo que hacía Weinstein durante décadas- ni Penélope Cruz, hubieran merecido una cerrada ovación como verdaderas representantes de la dignidad femenina en este asunto, pero ya se sabe que hoy en día los debates se ganan a golpe de "retuits" y "me gusta", y no de argumentos.

Otra que no asistió a los Globos de Oro fue Courney Love, que ya hace trece años advirtió sobre la calaña porcina de Weinstein. Cuando le preguntaron qué consejo daría a las chicas jóvenes que querían entrar en Hollywood, su respuesta fue contundente: "Si Harvey Weinstein te invita a una fiesta privada en el [hotel] Four Seasons, no vayas". Pocas hicieron caso a la viuda de Kurt Cobain.

El caso es que las sospechas, parece que muy bien fundadas, sobre Weinstein, se han extendido no solo ya a todos los varones de Hollywood, sino al sexo masculino en general. La mismísima Cruz Roja Española advertía hace más de un año en su perfil de Twitter que "los piropos también son violencia machista" y "un tipo de agresión", ya que "las personas deben poder ir tranquilas por la calle". Se conoce que este mandamiento se lo saltan una vez al año en el Día de la Banderita.

Comienza el manifiesto de la Deneuve y el centenar de abajofirmantes que "la violación es un crimen. Pero el galanteo insistente o torpe no es un crimen, ni la galantería es una agresión machista". Como dice el colega Jorge Bustos, se entiende el escándalo ante semejante declaración: está llena de sensatez.

En fin, como cantaban Los Inhumanos, qué difícil es hacer el amor, entendida esta locución verbal en su primera y más antigua acepción: "enamorar, galantear". Acabaremos ligando por burofax. Al tiempo.

@Garcio72

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