Irlanda ha encargado un estudio para crear una lonja atractiva para los armadores gallegos, de modo que éstos opten por descargar y comercializar allí la mercancía que faenan los barcos de Gran Sol y que a día de hoy llega a la dársena viguesa. La amenaza de Dublín se basa en desplegar un programa de incentivos con el que hacerse con un volumen de negocio que en Vigo supera los 70 millones de euros. Enmarcado en un programa con fecha de finalización en 2025, buscan arrebatar las descargas al pósito vigués y desarrollar una industria propia para transformar el producto. Aspiran a que la mitad del pescado que exportan sea ya elaborado.

Todo ello mientras el país sigue poniendo cerco a la pesca con un aumento de la actividad petrolera. De hecho, el próximo año se prevé que la industria del crudo invierta 500 millones de euros en zonas en las que trabaja la flota gallega.