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Memorias

Emilio Rolán: "Mi vida es un ensamblaje de medicina, malacología, pintura y literatura"

"He descrito 1.445 especies nuevas de moluscos durante 40 años de trabajo, por lo que me han considerado el primero del mundo en esta materia"

Con sus hermanos, el mayor.

Este guardés es un buen ejemplo de voluntad académica, recia profesionalidad como pediatra y un espíritu deportivo que, aplicado a la mar y sus moluscos, le convirtió en parte del "star system" de la malacología internacional, el primero del mundo en el descubrimiento y publicación de nuevas especies. Sanar, pescar bajo aguas, investigar... también escribir es otra de sus pasiones, pero no solo textos científicos sino también literarios, y a ello añadiríamos su etapa como pintor y sus viajes. Su vida ha sido larga, diversa y muy activa.

De pueblo con mar. "Nací en un pueblo costero y marinero, A Guarda, provincia de Pontevedra. Aunque la familia de mi madre era de Caldas, mi abuelo había sido destinado como Secretario del Ayuntamiento a este lugar, donde mi padre era médico. La muerte de mi padre, siendo muy joven, dejó a mi madre con tres hijos y la necesidad de resolver su vida, lo que hizo poniendo un pequeño comercio y dedicándose a realizar un montón de labores de punto que terminó convirtiéndose en una pequeña industria. Frente a mi casa estaba el colegio de las Hermanas Carmelitas, donde nos educamos durante algunos años. A Guarda era un pueblo con bastante vida, especialmente en el verano, y la playa y la pesca de pequeños peces por las rocas eran nuestras más queridas ocupaciones (claro que hablo de la época de calor), cuando la llegada de otros muchachos veraneantes, nos enriquecía y alegraba la vida. En invierno frío, lluvia y estar en casa".

"Pero llega la realidad, hay que estudiar, a los 10 años comienza el bachillerato, y primero con Doña Aurora, maestra, y su sobrino Marcelino, y después con D. Nicolás Gutiérrez y su grupo ( Don Urbano, cura, y Don Francisco, maestro) se inicia el recorrido hacia la conversión en hombres. Exámenes por libre en el Instituto de Pontevedra, pequeñas vacaciones en Caldas de Reis, con las tías y nuevos amigos..., y poco a poco se va avanzando. Mientras, el fútbol y, sobre todo, la pesca submarina, empiezan a ser motivos deseables y de realización personal (¡qué felicidad cuando entrabas en casa llevando un par de maragotas de 2 kilos y las enseñabas a tu madre con el orgullo del que consigue el alimento para la familia... ¡). Y así pasan los alegres veranos, con fiestas, pandillas y novietas, y los fríos inviernos en unos tiempos en los que la calefacción era la propia cocina y secar la ropa mojada era el principal problema del vestir. En aquellos años, por el intenso frío, casi todos los niños teníamos sabañones, al menos en las orejas (cosa que ahora no se conocen)".

"Y siendo mozalbetes, la playa de Fedorento primero y la de Area Grande después, fueron nuestros puntos de encuentro por la mañana y, por la tarde, en el Casino de Caballeros nos permitían jugar al billar, al ping-pong o a lo que fuese, mientras las fiestas del Tecla, nos llevaban a la Alameda o al campo de fútbol. Las pandillas mixtas eran lo máximo de la temporada de verano. Y una tarde de merienda por ahí era la felicidad suprema. Y llega el momento de la mayoría de edad y de decidir el futuro. Y yo me inclino por la Medicina, más bien por los antecedentes familiares que por otra cosa, porque, en ese momento, me interesaba por todo: toco la guitarra, dibujo y pinto, practico deportes, sobre todo futbol y pesca submarina, colecciono monedas y sellos, y hasta llego a escribir versos y cuentos".

"La llegada a Santiago fue un cambio radical de vida. En la Residencia San Agustín, en aquellos momentos hacíamos de todo además de estudiar: teníamos un trío para cantar con la guitarra, un equipo de fútbol que llegó a ganar el Campeonato Universitario, estoy en la Tuna (con todo lo que esto supone) tocando la guitarra, pero además esta Tuna es una agrupación de calidad que toca obras clásicas y nos exhibimos en teatros de Galicia y Portugal; al final llegué a ser el Jefe de la misma. En la Residencia también teníamos un pequeño gimnasio, un campito de fútbol y buenas condiciones para el estudio. De esta forma, poco a poco, con algo de esfuerzo y con aceptables notas fui avanzando en la carrera. En gimnasia universitaria gané en las competiciones el salto del tigre. Y... en los últimos años... hasta tengo novia. No me olvido que durante este tiempo jugué en dos equipos de fútbol federados: el Vista Alegre FC y el Puente Arnelas CF. Al final de la carrera hice los meses de Milicia en Santiago, lo que me vino muy bien para seguir trabajando en el hospital".

"Terminada la carrera, sigo en la Facultad de Medicina, hago algunas prácticas en Cirugía General, pero finalmente me decido por la Pediatría, y allí me quedo de Médico Interno, durmiendo en el hospital para atender las urgencias y trabajar en todo lo que hiciese falta. Eran 24 horas de entrega. Más adelante (tres años después) se convoca una plaza de pediatra de zona en Pobra do Caramiñal y presento la solicitud a la misma. Me la dan y me decido a empezar a ejercer en un pueblo. Todo va bien y al año me caso en Trubia (Oviedo). La consulta de un pueblo es enorme y esto me permite ver muchos enfermos y tratar a muchos padres. La pena es que las cosas más complicadas (que yo llevaba tiempo haciéndolas en el Hospital de Santiago) no las puedo hacer allí y tengo que remitirlas a mi antiguo equipo en la Facultad. Sigo haciendo pesca submarina (hay buenos sitios en esa ría) y, con José Pérez Patiño, el hombre-rana de Ribeira, trabajo en varias actividades submarinas, recuperación de pecios, salvamento de algún buque e incluso en la construcción del muelle de Aguiño. La pesca en la ría de Arousa es muy buena, y entre otros records capturo un congrio de 35 kgs y, muchas veces, grandes cantidades de robalos. La vida allí resulta agradable y apacible, pero cuando tenemos el primer hijo, decidimos venirnos a Vigo lo que hago a partir de la obtención por oposición en Madrid de la plaza de Puericultor del Estado de A Guarda".

"En 1965 nos trasladamos a Vigo, abrimos una consulta, y obtengo, también por oposición en Madrid, plaza de pediatra de la Seguridad Social, con lo que ya se establece una nueva vida en un lugar fijo y puedo pensar que tengo un trabajo definitivo y una familia organizada. Poco después, me nombran Jefe de Servicio del Instituto Social de la Marina y junto con un grupo de Pediatras organizamos guardias para toda la ciudad y entramos en colaboración con el hospital POVISA. Ya con la nueva vida bien planificada en Vigo, retomamos algunas viejas amistades de compañeros de estudios que teníamos los mismos problemas, y a través de ellos establecimos nuevas amistades relacionadas con la profesión, pero también fuera de ella: por ejemplo, conocí a algunos pintores, principalmente a Antonio Quesada (con el que mantuve una larga amistad), también a sus hermanos Fernando y Jaime, y a otros más, como Abreu Bastos, Benito M. Vazquez, Arturo Cifuentes, Uhía, Laxeiro y algunos otros. Esto me hizo ver exposiciones de pinturas y me llevó a retornar a mi vieja afición por los pinceles; y así, en septiembre de 1975 hice mi primera exposición pública en la Sala de Arte de Caixa Vigo en Policarpo Sanz, a la que siguieron otras más en los años siguientes, hasta completar un total de 24, la última en el año 2003. En total, calculo que pinté unos 600 cuadros al óleo, por lo que esta actividad ocupó una parte de mi vida en aquellos años".

"Al mismo tiempo una colección de conchas (recogidas a la salida de mis sesiones de pesca submarina y en mis viajes e intercambios) se fue enriqueciendo con nuevos contactos, pertenencia a sociedades malacológicas, visita a muchos países, conocimiento de muchos aficionados, intercambios y adquisiciones bibliográficas. Pero seguí ejerciendo mi trabajo médico de Jefe del Servicio de Pediatría en el Hospital POVISA, haciendo guardias, organizando cursos, complementado con una consulta abierta en el mismo hospital. Durante este tiempo también fui profesor titular de la Escuela Universitaria de Enfermería. El resultado de la estabilidad en el trabajo y la economía, me permitió hacer lo que siempre me había gustado: viajar, conocer nuevos países y nuevos mares; y también, por los mismos motivos, nuevas conchas que constantemente enriquecían mi colección. De esta forma, año tras año, visité medio mundo: Puerto Rico, Islas Vírgenes, Kenya, Egipto, Tanzania, Turquía, Cuba, Islas de Cabo Verde, Jordania, China, Hong-kong, Mauritania, Nicaragua, São Tomé, Angola, Vietnam, Ghana, Annobón, Namibia, Filipinas, Senegal, Indonesia, etc., etc. Al tiempo conecté con malacólogos, sociedades, museos, y expertos, tratando de formarme y aprender. Fui a congresos, expediciones, participé en proyectos científicos, colaboré con museos, sociedades malacológicas y fui durante muchos años Presidente de la Sociedad Española de Malacología y editor de su revista Noticiario".

"Pero sin duda, dentro de los numerosos viajes de estudio, en 1978 uno de los más interesantes fue el que hice al Archipiélago de Cabo Verde, de donde se acababa de publicar un libro (autores Burnay y Monteiro) y donde encontré ejemplares de especies que no fui capaz de determinar con toda la información en mi poder. ¿Serían especies no conocidas? ¿Todavía no descritas? Después de darles muchas vueltas llegué a la conclusión de que eran desconocidas. Así que, armándome de valor y con la máxima prudencia, en 1980, describí mis primeras especies nuevas (naturalmente, la primera dedicada a mi mujer: Conus josephinae).Y tras este éxito volví a Cabo Verde hasta 11 veces y recogí nuevas y numerosas muestras, recorriendo todas las islas; me traje ejemplares vivos que mantuve en varios acuarios y observé durante años; aprendí a manejar lupa y microscopio, a hacer disecciones, y a emplear como algo habitual el microscopio electrónico de barrido. En esos años, algunas aficiones estaban paradas, aunque la pintura, el fútbol y la pesca submarina se mantenían, pero la investigación científica en Malacología era la preferida en mi dedicación, y la colección y mi conocimiento aumentaban día a día".

"También por esta dedicación y los resultados consiguientes recibí hace años el título de Presidente de Honor de la Sociedad Española de Malacología. Y en el año 2016, el nombramiento de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Vigo; como complemento, en 2017 fui nombrado Socio de Honor de la Asociación de Amigos del Museo de Historia Natural de la Universidad de Santiago de Compostela; también recibí la Insignia de Oro de la Universidad de Santiago de Compostela y el nombramiento de Miembro de Honra del Colexio de Biólogos de Galicia. Los estudiantes de Biología de la Quinta Promoción de Grado en Biología de la Universidad de Vigo me han nombrado en este año 2017 su padrino en el acto de licenciatura. Y esto es todo, muy resumido, lo que ha ocurrido en una vida muy larga y activa".

El primero del mundo

  • En los primeros 10 años de mis publicaciones científicas en Malacología, describí 52 especies nuevas; en los 10 años siguientes describí 270 más; y en los 10 años siguientes, otras tantas. En la actualidad, tengo publicados 464 trabajos científicos sobre moluscos además de 38 trabajos de divulgación. En total describí 1.446 especies nuevas, siendo considerado en la actualidad, según la WoRMS (World Register of Marine Species), el primero del mundo describiendo nuevas especies por estos trabajos realizados en casi 40 años. Y en 1992 obtuve el título de Doctor en Biología en la Universidad de Santiago de Compostela. Además del trabajo y las aficiones citadas, aún pude hacer algo más: ¡escribir! y, sobre todo después de mi jubilación médica, pude dedicarle más tiempo, publicando varios libros: dos de ellos sobre mis tiempos de la infanciay algunos de ensayo. En Malacología, claro, ya tenía publicados algunos libros que, en la actualidad, suman unos 25 más.

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