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Mensajeros de la fe

El obispo Adolfo Zon y la monja María Heli, misioneros en Brasil y el Congo, elogian la "nueva mirada" de la Iglesia del Papa Francisco hacia la probreza

Díaz de Rábago, cuando estaba de misionero en Taipei.

“Al principio todas las niñas me parecían iguales, misma nariz chata y pelito corto. Después, ya las reconocía hasta de espaldas”. María Helí González Bodelón (Ponferrada, 1936) pasó veintisiete años en la República Democrática del Congo como misionera representando a las Religiosas Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza.

“Las misiones son la identidad de la iglesia. No se entiende el catolicismo sin la misión. Por eso ahora el Papa nos está pinchando, porque quiere una iglesia que se abra a todos”. Adolfo Zon Pereira (Seixalbo, 1956), de la orden de los Javerianos, lleva veinticuatro años en el país del Amazonas, donde el Papa le nombró obispo coadjutor de Alto Solimões, una diócesis que abarca una extensión de “cuatro veces Galicia” al nordeste del país.

Ambos representan a los miles de misioneros que las diferentes congregaciones de la iglesia católica que llevan la “buena noticia” por todo el mundo. Una labor que se les reconoce hoy, día del Domund, en el que la iglesia universal reza por los misioneros y colabora con ellos enviándoles los donativos recopilados en los días previos a la celebración para ayudarles en sus respectivos territorios. Octubre está considerado por los católicos el “mes de las misiones

“Sé valiente, la misión te espera” es el lema del Domund este año. Desde las Obras Misionales Pontificias aseguran que “la mayoría de los bautizados viven la misión en el lugar donde habitan, algunos son enviados por la Iglesia a otros ámbitos geográficos; pero todos sienten la necesidad de transformar su existencia en un compromiso misionero”.

“Nosotras nos centramos en la educación”, explica Madre Helí desde la residencia universitaria Santiago Apóstol de Compostela. “Siempre me gustaron mucho los niños y tenía vocación por enseñar. Seguí la llamada del Señor y él me llevó a conocer la figura de Carmen Sallés [fundadora de la orden de las Concepcionistas y santificada por el Papa en 2012] y su carisma me cautivó”, asegura.

Madre Helí vio al hijo pequeño del cantante cubano Antonio Machín cuando era joven en su Ponferrada natal. Era el primer niño negro que veía. “Volví a casa emocionada”, dice. Por eso en cuanto tuvo la oportunidad se mostró voluntaria para ir a enseñar a los niños del Congo.

En el año 1971 llegó al país, la situación estaba revuelta pero los Hermanos de La Salle las ayudaron. “Conseguimos construir una casa y que las familias empezasen a venir. Allí hay mucho sufrimiento, la vida es muy sencilla y, al principio, todo me chocaba. Yo ya era bastante austera pero allí aprendí a serlo más”, destaca.

Pasó momentos duros en plena selva, las revueltas del país hicieron que tuviesen que escapar de su residencia de niñas en bajo Congo porque fue tomada por los militares africanos. Pero pese a las dificultades, sostiene que volvería a irse allí sin pensárselo. “El Señor nos llama a cada una con nuestras diferencias y hacemos lo que entendemos que él nos pide”, afirma.

En sus últimos años allí logró poner en marcha junto a otras religiosas una residencia para universitarias en Kisenso, un municipio perteneciente a Kinshasa, actual capital de la República Democrática del Congo. “La educación de la mujer allí es muy importante, la mujer es muy valiosa en África. Hicimos lo que pudimos contra la poligamia, siempre explicándoles que el amor es lo más importante”, confiesa.

Todas las Hermanas tuvieron que aprender a conducir por la selva y aunque siempre se centraron en la educación, crearon comunidad allí donde fueron. “El movimiento laico Confesionista es muy fuerte allí. Igual no compartimos la religión pero compartimos unos valores y a los que quieren colaborar siempre los recibimos con los brazos abiertos”, explica Madre Helí, “sé que hay religiosas aquí que no entienden que trabajemos con laicos pero las que hemos estado fuera estamos acostumbradas”. Ella es una defensora de esta “apertura” de la iglesia y considera que “es una labor importante que tenemos que defender. “En el Congo sobran vocaciones y aquí faltan”, resalta.

Tanto Madre Helí como el obispo Adolfo Zon coinciden en que “la misión te abre el espíritu”. Ella irá hoy a la celebración de la Santa Misa en la Catedral de Santiago y le mandará una ayuda a las familias que con las que aún mantiene relación del Congo y que pasan por momentos difíciles. Zon Pereira estará en un encuentro con aspirantes al diaconato permanente en la parroquia de São Paulo de Olivenza, en Leticia, una ciudad cercana a donde ejerce su obispado en Brasil. “Compartiré con ellos el día y les daré clases sobre la doctrina social de la iglesia”, cuenta.

Fascinado por el Amazonas

“Tras ordenarme como sacerdote siempre supe que quería ir a Brasil, me atraía mucho la selva amazónica y comprender una cultura nueva”, recuerda Zon Pereira.

Él es natural de la parroquia de Seixalbo, en Ourense, donde celebra misa cuando puede venir a visitar a sus seres queridos. Se formó durante siete años en Pamplona tras ordenarse como sacerdote y se presentó como voluntario para irse a Brasil: “Los primeros meses fui a un curso para aprender el idioma, también me interesaba la cultura sociopolítica para conocer el terreno. Pronto me nombraron párroco de un lugar que incluía 62 comunidades así que era como un párroco itinerante”, recuerda.

En Brasil no siempre se puede celebrar misa porque no hay suficientes sacerdotes y hacen liturgias de la palabra, igual pero sin la parte de la consagración. Unos actos a los que también acuden laicos. “Estamos fomentando el acercamiento de todos, el mes que viene iniciamos una catequesis para niños y adultos que servirá como formación como la que hay en España y que falta aquí”, señala Zon Pereira. “Aquí la gente está comprometida y lucha por mantener sus derechos. Han demostrado que si se le da a todos las mismas oportunidades de acceso a la educación cualquiera puede ser doctor”, sostiene el gallego.

Ambos misioneros celebran la figura del actual pontífice, Francisco. “Es una figura muy completa. Sencillo e inteligente, no tiene miedo a decir las cosas. Y es muy exigente con los religiosos para que demos ejemplo y estemos ahí para los demás”, afirma Madre Helí.

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