En los últimos días, he leído varias noticias que me han puesto los pelos de punta, y que no hacen más que confirmar mi impresión de que tentamos demasiado la suerte cuando nos ponemos a los mandos de un vehículo.
Resulta alarmante leer noticias como la del conductor discapacitado que cazaron en Madrid a casi 300 Km/h, sin carnet de conducir ya que había perdido todos los puntos, y aparentemente sin seguro. Resulta difícil explicar tamaña irresponsabilidad, aunque es más complicado de explicar el fallo del juicio rápido, en el que se le condenó a una multa de 3600 euros y un año sin carnet de conducir. ¿Pero no ven que ya conducía sin carnet?. El problema no es que este conductor haga estas locuras, sino que el problema es lo que puede provocar circular en caso de un accidente, vamos, los daños colaterales.
La última campaña de la DGT en la que controlaban el uso del cinturón de seguridad, ofreció unos datos de nuevo preocupantes, y es que sancionaron a tres mil ocupantes que no utilizaban ningún sistema de sujeción.
El domingo pasado, sin ir más lejos, la Policía Local de Nigrán detenía a un joven de treinta años de edad por conducir de forma temeraria bajo los efectos del alcohol. El conductor llegó a invadir el carril contrario y el destinado a bicicletas por la carretera que lleva de Vigo a Baiona. Cuando fue detenido, se le practicó la prueba de alcoholemia, superando en cuatro veces la cantidad permitida.
Estos tres casos no son más que la punta del iceberg de lo que día a día sucede en las carreteras españolas. Parece que no da igual lo que nos pueda suceder y lo que podamos provocar, ya que en la mayor parte de los casos siempre pagan justos por pecadores. Todavía no se han publicado los datos de las últimas vacaciones de Semana Santa, pero no van a ser una cifras que nos inviten al optimismo. Es importante que hagamos una profunda reflexión cada vez que nos vayamos a poner a los mandos de un vehículo y analicemos si, por un lado, estamos en condiciones de circular, y por otro sin vamos dispuestos a cumplir con las normas de circulación para evitar poner en riesgo nuestras vidas y las de los demás conductores.
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