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DELICIAS DE GALICIA

Un mundo de paladares

Un mundo de paladares

Sus apuestas gastronómicas son reconocidas dentro y fuera de Galicia. La fama de sus platos no se debe al azar, sino al esfuerzo y a su opción por lo diferente. Álvaro Fuentes abrió Meloxeira, en Porto Meloxo -inicialmente junto a su socia Marisa- hace apenas tres años y al poco su nombre ya sonaba con fuerza en la escena culinaria gallega, pudiendo presumir además de diversos reconocimientos. Uno de los más recientes es formar parte de la Guía Repsol 2016 en la que se presenta un local "de agradable ambiente y bonitas vistas para una cocina con toque de fusión". Con materia prima gallega que cambia según el mercado, el joven chef ha acertado de lleno con su planteamiento gastronómico con toque propio en un ambiente jovial y con un equipo siempre dispuesto a aconsejar. El secreto de su éxito se traduce en trabajo, ilusión, ganas y creatividad.

"Un sitio distinto para comer y disfrutar", gustan de definirse. Con platos "a mi manera", es decir, al estilo de Álvaro, capaz de fusionar la gastronomía gallega con toques de cocina asiática, sudamericana y local que gusta y atrae cada vez a más comensales, deseosos de probar elaboraciones que van desde el magret de pato a la brasa con noodles a la presa ibérica de bellota ahumada (curada en sal, cortada muy fina, acompañada de varias salsas) o la spicy croca, jugosa carne de ternera tratada con un punto picante que rinde paladares, en el capítulo cárnico, a ceviches, pulpo (kimchi o a la brasa con crema de patata) o navajas con crema de laurel en el apartado de productos marinos. Además de verduras, arroces o pastas elaborados de forma diferente y que gusta cada vez más.

La carta en Meloxeira es dinámica y va cambiando según el mercado. También con los viajes de Álvaro que, pese a su juventud, ha recorrido medio mundo para traerse los platos más representativos de los más diversos países. Con raíces gallegas afianzadas y definidas, averiguando siempre el modo de conseguir potenciar los sabores al mezclar diferentes cocinas. Ceviche de lubina, pollo pad thai..., en su justo equilibrio, lo mismo que los postres, tan creativos como los platos. Un clásico es la torrija, pan brioche horneado, caramelizado y acompañado de una bola de helado de vainilla o helado de frutas del bosque con espumoso chocolate blanco relleno de maracuyá. Todo acompañado de una bodega que incluye más de un centenar de referencias y vinos tan marineros que incluso viven un tiempo en bateas.

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