2015 llega a su fin y, por lo tanto, llega el momento de hacer balance de lo que ha sido el año y analizar lo que pueden dar de si los próximos trescientos sesenta y cinco días.
Tres son puntos a tener en cuenta de un año importante para la automoción española. El primero de ellos, como no podía ser de otra manera, es el de la ventas, que si no llegan, rozarán el millón de unidades vendidas. Una cifra psicológica que viene a ratificar la sensación de que la crisis comienza a tocar fin. Los fabricantes y concesionarios vivieron una de las peores crisis de la historia, y este leve, pero importante crecimiento, permite ver el futuro con optimismo, que buena falta hacía.
Evidentemente, este 2015 que finaliza fue el año del "caso" Volkswagen y sus emisiones. Poco más se puede decir de lo que ya está dicho. Es evidente que las cosas no se hicieron bien y que las cosas no se pueden quedar en una simple reprimenda. El grupo ha entonado el "mea culpa" y asume con humildad todo lo que se le viene encima. Lo positivo de todo esto es que ahora todo el mundo se está poniendo las pilas para ajustar a la realidad esos catálogos que muchas veces miramos y en donde buscábamos unos consumos que por muy bien que lo hiciéramos nunca llegábamos a conseguir.
Las primeras noticias sobre la solución al problema son positivas para los conductores, pues parece que el remedio no le va a afectar ni al rendimiento del motor ni a las prestaciones, verdadera preocupación de los propietarios.
Por último, este 2015 estuvo marcado por la decidida apuesta de los fabricantes por las energías alternativas. Hace no muchos años, cuando acudíamos a un concesionario a comprar un vehículo, la primera pregunta del vendedor era si queríamos un coche gasolina o diésel. Hoy en día hay que ampliar esa formulación, pues la oferta ha aumentado considerablemente. No obstante, para muchas de esas alternativas hace falta el desarrollo de unas infraestructuras que permitan que cargar el combustible no sea una epopeya. De poco valen que ese tipo de vehículos cuenten con una excepcionales ayudas a la compra si para repostar nos tenemos que hacer cien kilómetro o, en algún caso como el hidrógenos, que solamente haya cuatro centros para repostar en toda España.
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