Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

SÁLVESE QUIEN PUEDA

La más familiar vuelta al mundo en autocaravana

Raphael Karan en Latinoamérica, durante su vuelta al mundo de 8 años. // FDV

Cuando me saludó por vez primera, en la casa viguesa de Cuchi Tapias, yo vi unos ojos que miraban de frente, una sonrisa cálida que disipaba distancias y unas manos que apretaban lo justo, ni blandengues ni de esas que aprisionan las tuyas. Pensé de inmediato, mientras decía las primeras palabras de bienvenida, que ese a lo mejor había sido su salvocunducto para viajar por todo el mundo casi a pelo y sin problemas.Esa afabilidad gestual sostenida por una mirada fraterna y una pizca curiosa. Solo así pueden abrirte su casa desde un esquimal hasta un bosquimano. Aquel que me recibía con un niño en brazos era el brasileiro Raphael Karan, un tipo con una experiencia tan singular como haber recorrido durante ocho años en una moto Aprilia Pegaso 650 el mundo, desde Brasil a Alaska, por Europa Occidental, Estados Unidos, por Asia llegando a la frontera de China desde Pakistán y Laos, Australia, Nueva Zelanda, Europa otra vez, África desde Marruecos a Camerún pasando por el Sáhara, Mauritania, Mali, Burkina-Fasso... unos 164.000 kms. solo sobre dos ruedas, sin más que un saco de dormir, una cocina, una tablet para escribir sus vivencias y la ropa imprescindible. Pero es que ahora ¡va a dar la vuelta al mundo con mujer y dos niños en una roulotte!!!

Karan debe tener ese gen viajero denominado DRD4-7R, bautizado como el "gen de placer por viajar" porque sus niveles de dopamine aumentan en relación con los niveles de curiosidad que siente el individuo. Hace siete años que acabó esa experiencia motera y volvió a su país demostrando la falsedad de uno de los argumentos de quienes no se atreven a emprender largos viajes: ¿qué será de mi vida si renuncio a mi trabajo cuando vuelva a la civilización? La aventura enseña a sobrevivir en cualquier medio, incluso en ese de los ejecutivos acorbatados que es el más difícil y probablemente peligroso. De vuelta a Brasil, trabajó durante seis años como guía de moteros en Hartley, Honda y Triumph, tuvo dos hijos con Fernanda Lacerda, con la que había recorrido como mochileros Oriente Medio, Turquía, Siria, Líbano, Jordania, Israel... pero ese gen seguía revolviéndole las entraña, rebelándose, arrebatándole su tranquilidad. Su estancia en Vigo estos días pasados, donde tiene familia, es parte del nuevo proyecto que emprende con sus ahorros de estos años, "Crianças na estrada", que se puede ver en youtube y en breve iniciará con Fernanda y los dos niños, Felipe y Pedro. Un viaje por las carreteras del mundo en autocaravana todo el año 2016, provistos de libros para que los tiernos infantes no pierdan el curso y un skipe que les permitirá tres veces por semana entrar en contacto con su profesora brasileira.

Karan nunca entró en una autocaravana y hace tanto tiempo que no está ante un volante que va a ser su mujer quien conduzca durante la expedición. "Não cabe a certeza que tudo dará certo -dice él- . Não cabe a inocência dos meninos que nem ideia faz do que lhes espera no futuro breve. Nem mesmo nós. Não cabem as lágrimas que já correm pela nossa ausência. Gostaria de levar o necessário. A tranquilidade, a segurança, os amigos, não roupas nem sapatos. Nossa casa será outra, com rodas. Nosso endereço, um novo todo dia. Nossos vizinhos, os daquele dia pois no outro quem sabe.Seremos todos: professores, cozinheiros, faxineiros, motoristas, pais, aprendizes de uma época que um dia será boa e quantas saudades nos trará. Mas por enquanto, a decisão, o desafio, a confiança que lá no horizonte, além dos muros que nos cercam há um lugar que queremos chegar".

Recuerda Raphael cuando, a los 17 años, leyó y nunca olvidó en Brasil la aventura de aquel colombiano que había roto con su trabajo y abandonó su vida cotidiana para recorrer mundo durante 12 años. Recuerda como él mismo, a los 39, un día de atasco imposiblle en Sao Paulo, decidió en medio del mismo dejar su traje de ejecutivo al llegar a casa, hablar con su pareja, juntar sus ahorros, buscar un sponsor y lanzarse "on the way", a recorrer caminos con su moto. Y recuerda cómo durante ocho años conoció culturas, durmió a la intemperie y comprobó que la gente es buena si tú irradias buenas vibraciones. Fue la mejor experiencia de su vida, certficó que tener tiempo es mejor que tener plata... y ahora empieza de nuevo pero con todos los suyos.

Compartir el artículo

stats