"Pagas 2.000 euros, te vas a dar una vuelta a un país con hotel, comidas e intérprete 24 horas durante tres días y te vienes con pelo". Raúl resume en pocas palabras la razón del auge de los viajes exprés a Turquía para someterse a un injerto de pelo. El vigués es uno de los miles de españoles (no hay cifras oficiales pero se calcula que al menos son 10.000 y otras fuentes hablan de más de 20.000 al año) que optan por transplantarse pelo en Estambul. La "moda" surgió hace dos años y desde entonces no ha dejado de crecer. "Son ocho horas de quirófano y tienes otros dos o días para visitar Estambul. Conoces a un montón de gente que va a lo mismo que tú así que enseguida haces piña", remarca Raúl, de 39 años, que tomó la decisión tras informarse a través de internet y contactar, vía Whatsapp y en español, con un intermediario de la clínica.

"La cuestión económica es la punta del iceberg. Para un paciente con alopecia es muy cómodo contactar a través de internet con un representante nacional de la clínica extranjera, que le facilita toda la información, le permite un diagnóstico por imágenes y le ofrece el servicio completo, incluyendo desplazamiento. Para mucha gente esto resulta más accesible que localizar a un especialista de referencia y levantar un teléfono para solicitar una cita presencial", advierte el dermatólogo Juan García-Gavín, de la clínica viguesa Pérez & Gavín, que destaca que "normalmente las clínicas extranjeras presentan mecanismos muy sofisticados de captación de pacientes y un servicio logístico excelente".

Esa eficiencia es la que destaca Raúl, encantado con la experiencia apenas un mes y medio después de someterse a la operación y a pesar de que tendrá que esperar al menos cuatro meses más para verse con su pelo nuevo, que tarda seis meses en aparecer. "Fui con un amigo de Pontevedra pero que vive en Madrid y al llegar al aeropuerto nos recogieron y nos trasladaron al hotel. Al día siguiente es la operación. Tanto en el aeropuerto como en el hospital te encuentras con un montón de españoles", insiste. Entre ellos se reconocen fácilmente porque todos están rapados y llevan una banda en la frente que es la que impide que la anestesia local que se usa durante la intervención baje e inflame la cara.

El procedimiento consiste en que durante unas cuatro horas el equipo médico retira los folículos de la nuca, la zona donante. Luego, otras cuatro horas para reimplantar esos folículos en su nuevo destino. En el caso de Raúl, fueron 4.000 folículos "en las entradas".

"Primero te hacen analíticas porque si tienes enfermedades graves como VIH o hepatitis no te operan. A mí me dijeron que tenía un buen folículo", bromea, para acto seguido remarcar que "en España en la mayoría de las clínicas te cobran un euro por folículo, además del coste del quirófano y los especialistas y el tratamiento. Aquí rondan los 10.000 euros y yo por 2.000 además hice turismo", subraya.

Es ahí donde precisamente está el quid de la cuestión, ya que detrás de ese "chollo" están las subvenciones del Gobierno turco, que invierte en el turismo sanitario como salvaguarda de un sector fundamental para la economía de un país que perdió entre 2015 y 2017 más de dos millones de turistas por los atentados terroristas y la situación política.

La gran mayoría de las personas que acuden a Turquía se decantan, una vez en España, por una clínica nacional para el seguimiento médico de la operación ya que precisan de un tratamiento farmacológico crónico de mantenimiento que está sujeto a prescripción médica. "Por lo tanto el seguimiento no solo es optativo sino incluso obligatorio para poder obtener la medicación", añade el doctor García-Gavín, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

El experto recuerda que es fundamental realizar el procedimiento en centros certificados y con personal cualificado y destaca que entre los inconvenientes en realizarlo en un país extranjero están las barreras idiomáticas, culturales o de disponibilidad de medicamentos que dificultan el manejo de cualquier evento no esperado. En todo caso, admite que "eso no quita que el transplante de pelo pueda realizarse en otros países con unas garantías equiparables a las que ofrecen las clínicas españolas" y recuerda que, curiosamente, hasta hace "bien poco", España era un país receptor de pacientes europeos que venían a realizar transplante de pelo en este país. De hecho, es uno de los diez países del mundo donde la intervención es más económica junto a Suecia, India, México, Grecia, Filipinas, República Dominicana, Costa Rica, Tailandia y, por supuesto, Turquía.