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Jacobo Elíes Gómez: "Las consecuencias del Brexit le saldrán muy caras a Reino Unido"

El compostelano investiga en la Universidad de Bradford los gases moleculares implicados en enfermedades cardiovasculares

(Reino Unido).

Las células producen gases tóxicos que en concentraciones ínfimas se revelan esenciales para la vida. Y conocer estos engranajes podría ayudar a combatir e incluso prevenir enfermedades. Jacobo Elíes (Santiago, 1980) investiga la implicación de estos mecanismos moleculares en patologías cardiovasculares como la hipertensión arterial desde la Universidad de Bradford, donde dispone de plaza fija desde hace un año para desarrollar estos novedosos estudios. Apenas hace una década que se descubrió la síntesis celular de monóxido de carbono y ácido sulfhídrico, los compuestos en los que centra sus trabajos.

Quería estudiar Medicina -"No por el contacto con el paciente, sino para ser investigador"-, pero la nota no le alcanzaba y se matriculó en Farmacia. "Es una historia muy común, pero me gustó tanto que decidí quedarme porque le veía más posibilidades", explica Jacobo, que se doctoró en 2009 con una tesis sobre las propiedades cardioprotectoras de los polifenoles del vino. Los efectos de estos compuestos naturales explicarían la "paradoja" por la cual los países mediterráneos sufren menos enfermedades de este tipo que los del norte de Europa o la propia Inglaterra a pesar de consumir altos niveles de grasa.

Durante su investigación, realizó una estancia en Cambridge tras la que decidió regresar a Reino Unido como "postdoc". Y después de siete años en la Universidad de Leeds, en 2017 llegó a Bradford para continuar con sus estudios y crear su propio grupo.

"Todavía queda mucho por descubrir acerca de estos gases producidos a nivel celular, pero sí sabemos que tienen mucha importancia durante el desarrollo embrionario, que se reducen durante la edad adulta y que vuelven a estar muy presentes en el envejecimiento o cuando aparecen patologías. Investigo cómo pueden afectar al estado de salud o a las enfermedades para poder aplicar este conocimiento a la prevención de dolencias como la hipertensión arterial o la pulmonar", explica.

En colaboración con un grupo de investigación de la Universidad de Leeds también estudia la implicación de estos compuestos en la esclerodermia, una patología de la piel que puede llegar a afectar a los pulmones. Y ya han publicado un artículo conjunto con sus primeros resultados: "Analizamos muestras de la piel de pacientes y de voluntarios sanos para ver qué cambios moleculares se producen en los estadíos tempranos de la enfermedad. Y la idea es seguir estudiando todas las etapas".

"Es un campo novedoso en el que trabajan diferentes grupos para aportar su granito de arena. Lo fundamental ahora es desarrollar la tecnología para poder medir las concentraciones de estos gases dentro de las células", apunta.

Jacobo también ha empezado a impartir clase a los estudiantes de Farmacia de Bradford, labor para la que además se prepara con un máster de formación para docentes. "Es una tarea muy gratificante y además tengo la oportunidad de hacerlo dentro del sistema tradicional y también con un nuevo método de aprendizaje basado en equipos. Los alumnos trabajan en grupos de seis durante todo el curso, no hay clases magistrales, y aprenden mucho porque retienen mejor la información. Además también desarrollan otras habilidades como hablar en público y ser capaces de articular un discurso o responder a preguntas concretas", comenta.

A pesar de la salida de la UE, Jacobo prevé quedarse por ahora en el país. "Seguimos con la incertidumbre y creo que las consecuencias del Brexit le saldrán muy caras a Reino Unido, pero estoy muy contento con las condiciones que tengo aquí y en España, por ahora, no veo oportunidades similares".

Aún así, él es uno de los más de 700 investigadores que conforman la Sociedad de Científicos Españoles en Reino Unido (SRUK/CERU), que trabaja de manera altruista por mejorar nuestro sistema de I+D desde la diáspora. "Contamos con la experiencia de primera mano en un país puntero del que se pueden aprender muchas cosas buenas y trabajamos por transferir ideas y ayudar a mejorar la ciencia en España", explica.

"Proponemos medidas que el Gobierno podría poner en marcha en las universidades o para atraer a científicos punteros y también hemos establecido programas de movilidad. Y a pesar del Brexit esperamos mantener las buenas colaboraciones entre ambos países. Nosotros lucharemos por ello. Yo sigo colaborando con investigadores de la Universidad de Santiago y recientemente he empezado a hacerlo con expertos de Valencia y Madrid", explica Jacobo, que es el director local de la asociación en el condado de Yorkshire. El sistema científico español llevaba muchos años de retraso y era muy dependiente de la financiación estatal. No pretendemos que todo cambie de la noche al día y queda mucho por hacer, pero desde que creamos la asociación en 2011 ha habido mejoras", concluye optimista.

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