Los atentados del 11-M marcaron un antes y un después en España que en los últimos años sumó al Centro Nacional de Inteligencia un millar de agentes más a su servicio pasando de dos mil y pico "a los 4.000 de ahora, el presupuesto se ha disparado y los medios también", señaló Rueda.

Este aclaró que "el servicio secreto informa pero el gobierno hace lo que le da la gana". Como prueba, recordó que Bush pidió perdón porque no había armas destrucción masiva en Irak a pesar de que así lo había defendido para justificar su invasión. Lo mismo ha hecho Blair pero "todavía estamos esperando a que Aznar diga por qué creyó más los informes falsos de la CIA y no los del CNI". Precisamente, a raíz de la elaboración de esos informes los dos agentes españoles destinados en Irak entonces, en 2003, "perdieron la vida", señaló.

Martínez y Bernal, como así se llamaban, recopilaron información sobre Sadam Hussein y cuando Bush comenzó a planificar la invasión de Irak, se les hizo dos preguntas: si Hussein tenía armas de destrucción masiva y si este tenía relación con Bin Laden. "Ellos informaron de que Hussein no tenía armas y añadieron grandes emoticonos de sonrisa porque Bin Laden se llevaba a matar con Hussein. Añadieron en el informe los intereses políticos y económicos de Estados unidos para llevar a cabo la invasión y los intereses de otros países para estar en contra. Los dos espías no podían creerse el comportamiento de Aznar no haciendo caso a sus informes pero sí al MI6 y la CIA", apuntó el periodista.

Rueda también destacó que los agentes secretos "son seres humanos que en una gran parte de los casos tienen unos valores envidiables".