"La violencia de género se puede erradicar como se erradicó en su momento la esclavitud o apartheid. Esta sociedad ni siquera piensa en eso. Piensa en disminuirla pero no en erradicarla. Las mujeres tenemos derecho a vivir sin violencia". El alegato lo facilitaba ayer laescritora y periodista Nuria Varela en Soutomaior. Allí, participó en unas jornadas sobre violencia de género de la Escola de Igualdade María Vinyals, apoyada por la Deputación de Pontevedra.
-En su charla, habla de la nueva misoginia. ¿Cómo la define?
-En este momento, nos enfrentamos a una nueva misoginia que difiere de la clásica en la forma en que se manifiesta. Las ideas y el significado son los mismos, el odio y desprecio hacia las mujeres. La diferencia es que se manifiesta de una forma más sutil por lo que es mucho más difícil de percibir y combatir. Esta tiene relación directa con la violencia de género porque está dentro de la violencia simbólica. Es decir, la violencia de género se da porque está normalizada en la sociedad la desigualdad y violencia contra las mujeres. Si no fuera algo habitual, sería imposible una violencia que asesina a más de 60 mujeres al año sin una reacción social importante. Hay un desdén político, social, mediático y académico frente a ella.
-¿Por qué desdén académico?
-Desde la Academia, hay una misoginia evidente incluso, a veces, militante. Solo hay que ver cómo la RAE mantiene académicos militantemente misóginos y cómo se empeña en defender un lenguaje sexista por motivos extralingüísticos porque los motivos que argumenta la Academia son razones de poder. Lo vemos en cómo ha desaparecido el único grado (universitario) de Igualdad en el Estado Español, los estudios y postgrados sobre esta temática, el Instituto de la Mujer que ha sido el centro que más ha fomentado la investigación en materia de género y sobre la mujer.
-Irene Montero, de Podemos, se convirtió esta semana en la primera mujer de la Democracia en defender una moción de censura. Sin embargo, el popular Rafael Hernando la atacó por un tema privado.
-La explicación es muy fácil. Hay una lucha de poder en la que puedes agredir y descalificar a las mujeres que están en el ámbito público. Así, las agredes a ellas y a todas facilitando el mensaje de 'ya sabes lo que te va a ocurrir si apareces en un escenario público'. Eso se puede hacer y no pasar nada. Esa descalificación y presumir de machismo está ahí. Se ve en el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, que seguirá siendo aplaudido por su gente. Pasa porque es impune y porque está normalizado.
- La gallega Ana Vázquez (PP), estuvo realizando comentarios vía Twitter destacando más la relación de Montero e Iglesias como novios que como políticos. Es más difícil de entender.
-¿Por qué?
- ¿Porque debería entender mejor la causa común femenina?
-¿Por qué? Hay que exigirles a ellos más o igual que a ellas pero no al revés. Les exigimos más a las mujeres cuando sabemos que las feministas lo pagan caro. Sin embargo, a cualquier hombre con conciencia de género le hacemos la ola. Ya está bien de pedir a las mujeres heroicidades. Vamos a exigir a quien tiene el poder, que lo comparta y haga un ejercicio de democracia.
- Algunas sentencias judiciales no ayudan a mejorar la situación.
-En violencia de género, uno de los mayores agujeros negros está en los juzgados pero otro en los medios de comunicación que no cuidan el lenguaje sexista, ni hacen buena información sobre violencia de género, ni echan a los columnistas que hacen apología de la violencia y son abiertamente misóginos.
- ¿Cómo invertir eso?
-Tenemos una ley de igualdad y otra contra la violencia de género que hay que cumplir. Un capítulo entero de la Ley Integral contra la Violencia de Género, que se refiere a la educación, no se ha puesto en marcha. Nuestra ley prevé una campaña permanente de sensibilización en los medios, prohíbe la discriminación directa e indirecta. Hay que entrar en el aula y educar en igualdad. Todos los actores en el ámbito judicial tienen que tener formación en violencia de género. Tenemos juzgados enteros de gente que no sabe nada de violencia de género. Incluso hay militantes contrarios a la igualdad.
- Parece complicado.
-Lo parece porque hemos normalizado la violencia cotidiana, la agresión en las redes, el acoso, la desigualdad en el trabajo. Las mujeres más jóvenes están sufriendo violencia verbal, psicológica y acoso en unas proporciones inimaginables.
