El acto se abrió con la conferencia de Lucía Méndez, periodista responsable de Opinión del diario "El Mundo" y actualmente una de las firmas destacadas en la sección de política del rotativo, que desgranó una apocalíptica y crítica visión de la actualidad del periodismo, bajo el yugo de las redes sociales. La periodista nacida en Zamora -en Palacios de Sanabria, en el límite con Galicia- glosó con acierto el momento de incertidumbre actual. "Reivindico la gloria de los periódicos de papel, en serio peligro de supervivencia", indicó, para añadir que está en riesgo "el periodismo de siempre, de ir a los sitios y contarle a la gente qué ha pasado".

Desde el principio, Méndez se posicionó: "Estamos aquí para honrar a esta antigua profesión que es el periodismo en tiempos de alboroto". "Antes mi titular lo modificaba el director y ahora me lo adapta un algoritmo de Google", criticó en relación a las nuevas analíticas sobre lectores. Lucía Méndez tuvo palabras de alabanza para ese tipo de periodismo que es vértigo y pasión. "Me dan ganas de llorar cuando me dicen que los periódicos se leen en el móvil", indicó.

La profesional usó una brillante analogía para describir la voracidad de las redes sociales y la inmediatez de la información sin contrastar: la semilla que, antes de haberte dado tiempo a levantarte del suelo tras haberla plantado, ya se había "engullido a todo un pueblo". "No sé de qué material está hecho el periodismo, quizás no sea de oro, pero no del que se fabrican los chips", explicó.

También analizó la diferencia del tiempo en el que el periodista era una persona anónima "mientras que ahora se han convertido en una suerte de celebrities que firman autógrafos", valoró. Al mismo tiempo, referenció el cambio léxico. "Han pasado a se consumidores, en vez de lectores, a llamarla postverdad, en vez de mentira y las 'nuevas narrativas' de hoy son los reportajes de siempre", caricaturizó.

¿En quién debemos de confiar ahora?, se preguntó. "Yo confío en los periodistas que escuchan más que hablan y cuya autoridad consiste en haber estado allí; en ser empáticos con los que sufren en las catástrofes y que juzgan a los políticos por lo que hacen, no por el partido en el que militan, a los fuertes y valientes sobre todo con su propia conciencia", sentenció.

Indicó que, tanto en su caso como el de Vence -opinó- son columnistas a raíz de ser periodistas y enumeró las tentaciones posibles para un profesional de la información cuando firma una columna de opinión: situó el halago en la cúspide de las vanidades.

Y acabó su discurso refiriéndose al literato Gabriel García Márquez. "Hay columnistas que hacen literatura en los diarios, pero nunca podrían escribir "Cien años de soledad" . Y recordó que 'Gabo', consultado sobre las razones por las que escribía, respondió: "Escribo para que me quieran".