Ha muerto Antonio Velasco, un hombre bueno, cabal, enamorado de su familia, de su profesión y de su tierra pontevedresa, aunque pasó la mayor parte de su vida en Barcelona.

Por su relevante actividad de jurista, estaba en posesión de la Cruz de San Raimundo de Peñaforf.

Antonio Velasco Garrido nació en Pontevedra, en 1933, en una familia muy vinculada a la capital provincial, donde la noticia de su fallecimiento, el pasado 29 de abril, causó hondo sentimiento entre sus muchos conocidos.

Su hermano Carlos Velasco fue durante muchos años director general de la Caja de Ahorros Provincial de Pontevedra.

Después de estudiar el Bachillerato en Pontevedra se trasladó a Barcelona, en cuya Universidad consiguió la licenciatura en Derecho. Ingresó a los 22 años por oposición en el Cuerpo Técnico de la Administración Civil del Estado y, cinco años más tarde, tras otra brillante oposición, en el selecto Cuerpo de Inspectores Financieros y Tributarios.

En 1975, dio el paso a la actividad privada, al fundar en la capital catalana el prestigioso bufete de abogados que dirigió hasta su jubilación, y desde el que prestó su colaboración a Editorial Prensa Ibérica.

Su vinculación al grupo editorial al que pertenece FARO DE VIGO le llevó a ser miembro del Consejo de Administración del decano de la prensa española durante casi una década.

En este puesto, como en otros consejos a los que perteneció, y las demás actividades profesionales, Antonio Velasco se labró un sólido prestigio profesional por el que fue respetado y apreciado.

Sus inquietudes intelectuales, paralelas a su actividad profesional, le llevaron a estudiar a fondo la Historia de España, lo que unido a su profundo amor a la familia y su preocupación por la correcta formación de los jóvenes, le impulsaron a publicar un libro con el sugestivo título de "Historia de España escrita para mis nietos".

Aunque estaba dirigida a sus nietos en concreto, pretendía una mayor proyección, ya que representaban a todos los jóvenes españoles que en el futuro tomarán las riendas del país.

Con su muerte, en Barcelona, a la edad de 83 años, desaparece un gran pontevedrés, de gran talento y profundas convicciones. Descanse en paz.

FARO DE VIGO expresa sus más sinceras condolencias a la familia del que fue su consejero, a su esposa María Jesús, a sus hijos Mónica y Alberto, Regina y Chema, y a los nietos a los que tanto quiso que les legó su saber sobre España, Inés, Pepe, Victoria, Eugenia, Diego, Tono, Sofía y Marta. Su familia ha querido que venga a descansar a su tierra gallega.