Numerosos estudios apuntan a que siete de cada diez adictos a las drogas padecen una enfermedad psiquiátrica. Es lo que se conoce como patología dual. España fue de los primeros países del mundo en prestar atención a estos enfermos, con el objetivo de eliminar las "puertas giratorias" con las que se encontraba un paciente al que primero se le intentaba tratar una adicción y después se le enviaba al psiquiatra por su trastorno mental.

El psiquiatra gallego Indalecio Carrera, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD), explica que este término describe una realidad que se ve cada vez más en la clínica. "Se utiliza cuando los pacientes adictos desarrollan una patología psiquiátrica asociada, que normalmente son depresiones pero que también puede tratarse de un brote psicótico o un trastorno de personalidad. Estos pacientes suelen desarrollar lo que se llaman trastornos psiquiátricos severos, como la bipolaridad o trastornos de personalidad agudos", apunta.

Sin embargo, no hay un consenso sobre si el trastorno psíquico es anterior al consumo o un derivado de este. "La opción más aceptada hoy en día supone que existe una vulnerabilidad por parte de la persona, que por circunstancias medioambientales (por su entorno) sufre un desajuste por el que aparece el cuadro psiquiátrico", detalla el gallego, psiquiatra en la unidad de conductas adictivas de Aclad, asociación ciudadana de lucha contra la droga, en A Coruña.

Este fin de semana se celebra en Madrid el I Congreso Mundial de la Asociación Mundial de Trastornos Duales, al que acuden más de 2.000 expertos de 70 países, y en el que se debatió sobre los usos terapéuticos de algunos derivados de las drogas, en concreto del cannabis, para tratar a personas con trastornos adictivos porque actúan con más rapidez que los medicamentos de farmacia en determinadas partes del cerebro.

"El cannabis tiene entre 60 y 200 sustancias y sólo conocemos cuatro, al igual que del tabaco o de la cocaína. El opio ha sido el medicamento de la humanidad y se ha prohibido durante 50 años investigar sobre el efecto que tiene. Esto lo tiene que hacer la industria farmacéutica, pero existe un miedo a plantear esta investigación, que es muy cara, porque hay una parte religiosa y semipolítica en toda ella", argumenta el presidente de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD), Miguel Casas.

En Estados Unidos se han demostrado ventajas de este uso terapéutico de la marihuana en pacientes oncológicos y con esclerosis. Pero el problema está en que el cannabis sí es una droga peligrosa, y así lo recoge la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde los años ochenta.

"Respecto al cannabis estamos como con el tabaco en los años 50, está claro que hay en juego intereses muy poderosos. Lo que sabemos es que la concentración de tetrahidrocannabinol (THC) de la marihuana que fumaban en los 70 era de un 5%, y ahora, gracias a las nuevas plantaciones, los niveles han aumentado muchísimo, y con ellos sus efectos psicóticos", describe Carrera, quien hace hincapié en que no se puede considerar como una "droga blanda".

Gabriel Rossi, asesor del Ministerio de Salud Pública de Uruguay en el diseño de la política de drogas, acudió al congreso para exponer el particular caso de su país, donde se votó una legalización de la marihuana y la producción pasó a estar bajo el control del Estado, aunque todavía no se ha puesto en marcha la venta de esta marihuana, que se supone que se produce con unos niveles de THC adecuados. "Vamos a intentar que no sea una marihuana pro psicótica. Pero no se va a reducir el consumo, los jóvenes lo siguen viendo como algo atractivo. Aquí se trataba de luchar contra la violencia asociada al narcotráfico", plantea Rossi.

El consumo de drogas en edades cada vez más tempranas eleva las posibilidades de sufrir estas patologías psiquiátricas porque la afectación cerebral es mayor. El presidente de la SEPD se preguntó en el congreso por qué no se relaciona que España sea el país europeo con la tasa más alta de consumo de cannabis y, por otro lado, también la más elevada de fracaso escolar.