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"La dieta Mediterránea es un esnobismo, no se practica"

El doctor Diego Bellido apuesta por mejorar la información contra la obesidad

El doctor Diego Bellido. // FdV

Más del 40% de los gallegos padece problemas de sobrepeso, según la Encuesta Nacional de Salud. El desconocimiento de las cualidades de los alimentos contribuye a engordar estos datos y a crear falsos mitos sobre la comida. Ayer, la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) presentó en Vigo el documento "Mantenimiento de la pérdida de peso en la vida real", en el que defiende el consumo moderado de bebidas fermentadas como la cerveza, ya que contienen un bajo aporte calórico y altos beneficios antioxidantes. El doctor Diego Bellido, vicepresidente de SEEDO y presente en acto, alerta de que la obesidad es la enfermedad metabólica más frecuente y que va en aumento.

-¿A qué nivel es preocupante?

-Es un problema en sí misma porque genera coste sanitario, social y laboral. El sanitario es importante y no está bien cuantificado, porque hay un gasto directo, que es el de la atención médica, y uno indirecto, porque el obeso gasta en productos para adelgazar, ropa? Además es el principal factor de riesgo de enfermedades de altísima prevalencia, como la diabetes, el síndrome metabólico, la hipertensión, dislipemia y enfermedades cardiovascular. Disminuir la tasa de obesidad va a representar disminuir la tasa de estas enfermedades. El problema no es solo de adultos, sino que se ha multiplicado por tres la tasa de obesidad infantil, que ya está en el 15%. Hemos cambiado negativamente los hábitos de vida y con esta tasa infantil el problema se agravará.

-¿Hay diferencias entre las regiones del norte y el sur, por ejemplo?

-No. Hace unos años Murcia y Canarias eran los sitios de más prevalencia, ahora es Asturias y Galicia, pero si lo comparas con Andalucía, prácticamente es una décima. Y esta es una región donde se habla mucho de la dieta Mediterránea, que es solo un esnobismo porque después no se practica.

-Nunca hemos tenido tanta información nutricional como hasta ahora; sin embargo, la obesidad no se frena, ¿dónde reside el problema?

-No hay una unificación de criterio entre los distintos estamentos: la familia, la escuela, las Administraciones. La OMS, hace 20 años, proclamó la obesidad como la epidemia del siglo XXI e instó a los Gobiernos a que tomaran medidas. En España se creó una estrategia, que se llamó NAOS. En Galicia, el programa Pasea, con iniciativas para fomentar hábitos de vida saludables. Se hicieron muchas actividades y algunos municipios se adhirieron e incluso ampliaron los carriles bici. Todo eso es insuficiente porque la población no lo ha asimilado. Hay dos aspectos básicos: el estilo alimentario y evitar el sedentarismo. Tienes que tener un mundo preparado para ello. La OMS está debatiendo en Shanghai sobre las ciudades saludables, sobre qué normas hay que seguir para que se adapten a ese morfotipo que es el que necesitamos para el futuro. Además, están los hábitos de los niños. Hoy en día las actividades que se generan son de estar sentado y las físicas son dirigidas. Hay un aspecto importante también que es la educación, un niño tiene que aprender que las verduras son una fuente sana de alimentación; los colegios no deberían cerrar las zonas deportivas los fines de semana, por ejemplo. Luego, a la industria alimentaria hay que controlarla.

-¿Qué le parece la medida de gravar las bebidas azucaradas?

-Creo que se grava para recaudar más impuestos, no por salud. Hay dos problemas en la comida que consumimos, grasas saturadas y azúcares. ¿Qué es peor? Si me tengo que decantar, los azúcares. En las bebidas muy azucaras se cuelan muchas calorías que son vacías y que no te enteras de que las tomas. Entre las grasas, las peores son las trans, que son las vegetales hidrogenadas que se comportan como animales. Si no existe un buen etiquetado, se camuflan. Tiene que ser un concepto muy claro porque es el consumidor base el que tiene que leerla.

-¿Y penalizar al obeso en la atención sanitaria?

-Tengo un servicio donde veo muchos obesos y reclaman una atención que no sé hasta qué punto se la puedes prestar sin retrotraerla de otro tipo de pacientes. Hay que establecer estrategias más productivas. Muchas veces el paciente obeso no tiene las herramientas para saber lo que come y lo que gasta con la actividad, no sabe la diferencia entre un zumo natural y uno envasado.

-¿Todavía no somos conscientes?

-La mayoría no. No se lo han enseñado en la escuela y tiene una cultura social que le dice que comer es sano.

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