La expedición del club Montañeiros Celtas regresó a Vigo tras su recorrido por los Alpes franceses. Tras quince días de aventuras y diversión en Chamonix-Montblanc, los alpinistas ya están de vuelta con muchas ganas de repetir la experiencia.

Un total de 63 participantes -entre los cuales había once niños- pusieron rumbo a esta aventura el 30 de julio para realizar actividades en una de las montañas de referencia a nivel europeo. "Fue una experiencia brutal, estupenda", afirma Emilio Ballesteros, el coordinador del campamento en los Alpes, y añade, "en general tuvimos muy buen tiempo, solamente hizo malo dos días y los aprovechamos para descansar y hacer un poco de turismo por la zona". Uno de los lugares que visitaron durante su estancia fue Annecy, una villa medieval al pie de los Alpes denominada "la Pequeña Venecia".

El campamento de montaña organizado por Montañeiros Celtas salió conforme lo planeado, puesto que, según Emilio, tenían todo muy organizado. "A veces hacíamos todos la misma ruta, pero unos salían antes porque iban caminando, mientras que otros hacían la primera parte de desnivel fuerte en telecabina", explica. Comenzaron la expedición en el glaciar de Les Bossons, subiendo un desnivel de 900 metros para coger un poco de fondo y aclimatar en altura, y continuaron el segundo día en el Refugio Albert I, donde hubo algunos alpinistas que se quedaron para hacer el Aiguille du Tour -una montaña de 3.540 metros-.

A partir del tercer día los participantes se dividieron en grupos en función de sus habilidades e intereses para poder realizar actividades adecuadas a cada uno de ellos. Según el coordinador del campamento, había tres grupos principalmente diferenciados por el nivel de dificultad. "Un grupo estaba formado por los que técnicamente tienen los conocimientos suficientes y físicamente están muy fuertes, que son los que hicieron alta montaña, glaciar, progresión o técnica alpina. Otro que hizo montaña, pero no relacionada con glaciar. Y un tercer grupo en el que estaban los niños y combinaban rutas más grandes con otras suaves".

De este modo, cada uno pudo disfrutar de la experiencia de una manera diferente y personalizada, ya que mientras unos se atrevieron a meterse en hielo para hacer prácticas de progresión por glaciar, otros se divirtieron haciendo cumbres más bajas o travesías. También hubo dos miembros que ascendieron al Montblanc, considerada la montaña culminante de los Alpes, después de los días de aclimatación."En Chamonix puedes hacer de todo", apunta Emilio Ballesteros, y confiesa que "algunos incluso se animaron con el parapente".

Para la mayoría de los alpinistas fue una aventura totalmente novedosa, ya que era la primera vez que visitaban los Alpes franceses. Por ello, según el coordinador del campamento, lo que más sorprendió a todos fue "poder ver todo tan cerca", porque "desde el camping se veían los glaciares al anochecer y se veía la subida al Montblanc". Otra de las cosas que también llamó la atención de los primerizos en esta zona fueron los desniveles, puesto que "no es posible empezar a hacer algo de montaña sin antes subir de 500 a 1.000 metros de desnivel".

Hacía muchos años que Montañeiros Celtas no organizaba una expedición a los Alpes y menos contando con un número tan elevado de participantes. Todavía no tienen una fecha concretada para repetir esta "estupenda" experiencia, pero Emilio Ballesteros piensa que volverán a los Alpes en poco tiempo. "Creo que la gente quedó muy encantada y los que no pudieron hacer el Montblanc porque los refugios estaban llenos van a querer repetir", asegura.