El catedrático de Psiquiatría Efraín Bleiberg, jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital de Niños de Texas (Houston), sostiene que la detección e intervención en niños con vulnerabilidad en el apego y la mentalización (capacidad de procesar la información emocional y social) minimiza el riesgo de desarrollar un trastorno de personalidad, y recuerda que existe una clara correlación entre los actos delictivos y el trastorno límite de la personalidad o el trastorno antisocial. El experto estadounidense se encuentra este fin de semana en Vigo para explicar en qué consiste la intervención temprana en menores, en una jornada organizada por Foro Gallego para el Estudio de la Personalidad.

-La intervención temprana en estos trastornos es algo reciente...

-Cierto. Históricamente, el enfoque ha sido esperar a tratarlos cuando estos aparecían de forma abrumadora en el adulto, lo que no tiene mucho sentido porque son mucho más difíciles de alterar y la posibilidad de cambiar la trayectoria de desarrollo también. Ahora nos interesa detectar cuáles son los indicadores tempranos de la trayectoria del desarrollo que van a conducir a la emergencia de los trastornos de personalidad, ya en la adolescencia. Y estos indicadores son el apego con los padres y la capacidad de procesar la información emocional y social, lo que llamamos mentalización. Detectar esos indicadores e intervenir de forma temprana minimiza los riesgos. Estamos hablando de niños que sienten que crecen en un contexto en el que hay interés en ellos, en su identidad, y el sentirse entendido permite la adquisición de herramientas como la regulación del afecto. Esto se ve ya en los niños de 2-3 años que son capaces de manejar el afecto en contraste con los que responden a la frustración con enormes tormentas emocionales.

-¿Hoy hay más casos o se diagnostican más?

-Puede que las dos cosas. Los trastornos de la personalidad ocurren en contextos de apego y en un contexto social. Desde hace 7 millones de años fuimos criados en contextos donde teníamos un promedio de 40 adultos genéticamente relacionados. Sin embargo, desde hace 150 años, somos criados por dos, incluso por uno, y ese uno frecuentemente se siente abrumado y no tiene tampoco un contexto de apego.

-¿La sociedad conoce el alcance de la gravedad de estos trastornos?

-Si no es así, debería. El 55% de los actos de violencia que suceden en una comunidad, especialmente los más severos, son el resultado del 5% de la población y ese 5% se corresponde mucho con el 5% de la población que padece trastornos dramáticos de la personalidad. Existe una correlación muy precisa entre actos delictivos y trastornos dramáticos de la personalidad. ¿Y que hace la sociedad muchas veces? Encarcelarlos y esta es una manera muy efectiva de reforzar los patrones que generan estos trastornos.