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Cine

Una odisea del espacio

Admirable relato sobre el cautiverio de una madre y su hijo con interpretaciones extraordinarias

Jacob Tremblay y Brie Larson.

Madre e hijo. Prisioneros. Su mundo se reduce a una habitación donde conviven desde hace años. Ella fue secuestrada a los 19 años. Ya lleva siete allí dentro. Su hijo nació cautivo así que todo el universo se reduce a esas cuatro paredes y el exterior queda enmarcado por una claraboya que marca el paso de las estaciones. Cualquier presencia sobre el cristal es un acontecimiento. La hoja de un árbol, por ejemplo. Todo lo que sabe Jack a sus cinco años es lo que le cuenta su madre: el cordón umbilical sigue ahí, invisible pero más sólido que nunca. Amor sin límites. Solo se separan por la noche, cuando Jack pasa a dormir al armario... por si entra "el viejo Nick". Está claro a quién representa el oscuro Nick, ¿verdad?

Y lo que hizo y lo que volverá a hacer. "La habitación" se muestra intensa, conmovedora y rotunda durante una primera hora digna de aparecer en la vitrina del gran cine. Sin más recursos que las miradas y las voces y los gestos y los silencios en un espacio mínimo, Abrahamson se las ingenia para que la tensión no decaiga en ningún momento, hurgando en la herida con sensibilidad e inteligencia, mostrando tanto la incipiente personalidad del niño (adulterada por los fantasmas de la televisión, distorsión amenazante que divierte y encarcela) como las grietas que se han abierto en la mujer. De pronto, las líneas del relato, a veces cruzadas por un lirismo mesurado que lo enriquece sin entorpecer la crudeza de la historia, se rompe para introducir un ingrediente de suspense muy bien modulado: la angustia en estado puro.

Es tan buena "La habitación" durante esa primera parte que lo que sigue con el cambio de rumbo posterior produce (¿inevitablemente?) cierta decepción. De no ser así, estaríamos hablando de una obra maestra. Truncada esa posibilidad, la película recorre otros paisajes más convencionales, previsibles incluso, aunque sin perder nunca un tono general más que aceptable y con momentos desgarradores (sin ánimo de reventar nada, para eso está el tráiler, hay una escena con William H. Macy que pone los ojos de punta por la fiereza con la que salen a la luz unos sentimientos malheridos. Hay un evidente riesgo de edulcorar en exceso la conclusión del relato pero "La habitación" lo esquiva aferrándose al clavo ardiendo de una historia de amor supremo y profundizando en la odisea de ese niño que debe aprender a disfrutar de la libertad fuera de ese pequeño mundo donde todo era inmenso para él. Y concluyamos quitándonos el sombrero ante Brie Larson y el niño Jacob Tremblay (a pesar del horrible doblaje). La primera podría ganar el "Óscar". El segundo no porque no está nominado: qué vergüenza.

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