Despedir el año con antelación se ha convertido en toda una tradición en Galicia. En Porriño lo hicieron veinticuatro horas antes que todos los demás, en Sanxenxo y O Grove con doce, pero eso ya resulta suficiente.

También en Cambados se suman, y desde hace años, a la moda de despedir cada ejercicio en curso al mediodía y lo hacen con un buen sabor de boca, el que proporcionan los suculentos Lacasitos.

Pero sin duda la gran pionera de esta tradición es Vilagarcía, donde miles de personas se congregaron esta jornada, y una vez más, en la Plaza de Ravella para tomar las uvas al son de las campanadas que han sonado desde el Ayuntamiento.

La fiesta comenzó una hora antes de la mano de un DJ que se encargó de animar el ambiente con toda clase de bailes y música, desde los latinos hasta los temas más clásicos, pasando por los típicos villancicos. De la seguridad se encargaron la Policía Local, con un dispositivo especial de tráfico, y los efectivos de Protección Civil, atentos a cualquier incidencia.

Para que esta fiesta sea posible son muchos los colectivos que unen sus fuerzas. Los comerciantes de Zona Aberta embolsan las uvas, los hosteleros de Ahituvi ceden los vasos de plásticos y voluntarios de la academia Elisa y de la Coordinadora de Eventos repartieron el cava, las uvas y las gominolas para los niños.

Un frenesí para hacerse con el pack que se paró unos segundos antes de las doce, cuando el DJ anunció los cuartos. Tras las campanadas estallaron los besos, el confeti y la alegría para despedir el 2015 y dar la bienvenida a un 2016 que la concejala de Cultura, Sonia Outón, espera que venga "cargado de oportunidades".