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Las conferencias de Club FARO

Henry Kamen: "Fernando el Católico no fue el unificador de las Españas pero sí el iniciador de una gran aventura"

"No fue el unificador de las Españas pero sí el iniciador de una gran aventura", dice el hispanista -"Para los nacionalistas fue responsable de la decadencia catalana"

Henry Kamen fue presentado por la catedrática de Historia del IES de Nigrán Rosa Pascual. // José Lores

"Sobre Fernando el Católico surgieron todo tipo de exageraciones y leyendas que configuraron un Fernando más mítico que real", dijo ayer en el Club FARO el historiador hispanista Henry Kamen, en su charla sobre "Vida y mitos de uno de los fundadores de la España moderna".

Presentado por Rosa Pascual, catedrática de Historia en el IES Escolas Proval de Nigrán, el hispanista, que ha sido profesor en universidades de España, Inglaterra o Estados Unidos, sostiene que Fernando llegó a ser sin duda, uno de los hombres más poderosos de una Europa que empezaba lentamente a ser moderna. Pero su imagen real, el hombre, se ha visto distorsionada tanto por la leyenda negra vertida por sus detractores como por la leyenda blanca empeñada en hacer del rey el mito y modelo de una época. "Fernando no fue el unificador de las Españas que reza el mito, pero sí es el iniciador de una gran aventura", asegura Kamen. En su opinión, España nació a través de matrimonios entre una misma familia y no a base de conquistas o reformas administrativas.

Kamen, cuyo último libro, "Fernando el Católico,1451-1516: vida y mitos," (La Esfera de los Libros), afirma que esta visión poco clara se debe, entre otras razones por la escasez de documentos referidos a este período. "Cuando yo escribí el libro sobre Felipe II -explicó- viajé por diversos países solo para estudiar sus miles de cartas manuscritas, que me permitieron reconstruir su imagen renunciando incluso a zambullirme en la lectura de biógrafos anteriores para que no me influyeran. Con Fernando pasa lo contrario, apenas hay documentación".

Defensores y detractores

Esa visión poco clara se debe también, según el historiador, a la cómoda aceptación por parte de la historiografía contemporánea de un mito utilizado interesadamente por defensores y detractores, que nadie está interesado en revisar. "La leyenda de Fernando duró siglos", explica Kamen, en parte por "la hostilidad popular y nobiliaria hacia las dinastías de los Habsburgo y los Borbones" que sustituyeron dinásticamente a los Reyes Católicos y que ayudó a configurar "esta extravagante visión de España, fruto de una nostalgia por un pasado perfecto aunque imaginario".

Pero igualmente imaginario, en sentido contrario, como en el caso especialmente "corto de miras" del nacionalismo catalán, que si en un principio le defendió, a partir de Enric Prat de la Riba consideraba a Fernando el Católico "el responsable del origen de la decadencia de Cataluña en una España donde todas las riquezas se las apropió Castilla". Añadía esa visión torticera que Fernando había subvertido las instituciones catalanas (...) había arruinado a Cataluña por culpa de la Inquisición (...) y sugería que había destrozado la lengua catalana". "Los que están fabricando la nueva ideología de Cataluña -opina- no saben nada de historia y copian las ideas de los nacionalistas del siglo XIX, que lo atacaban porque representa para ellos la evolución de una España unificada".

No estaba revestido, insiste Kamen, por las virtudes de gran estadista ni de hombre ecuánime, ni se le puede considerar el unificador de España (en esos años, aunque existía el concepto, solo podría hablarse con propiedad de monarquía Hispánica). Aunque a pesar de ello, el reinado de Fernando constituyó una época de hechos y cambios, positivos y negativos, que se revelarían fundamentales para abandonar definitivamente la Edad Media y entrar en otra época

Fue, en definitiva, un rey que sin poseer un ejército propio ni haber creado ninguna estructura de Estado en el sentido moderno, logró sentar las bases de una política exterior (precaución contra Francia y contra el Islam) e interior (unificación religiosa descentralización territorial bajo la autoridad de la monarquía católica) que definirían la actuación política de lo que con el tiempo llegaría a ser España, el primer monarca que ciñó todas las coronas que desembocaron en la España de hoy pero no en su tiempo, que no existía políticamente aún.

Entre sus logros citó Kamen haber puesto un pie en el nuevo continente (que de momento no era tal, sino tan solo unas cuantas islas en un océano desconocido), la unificación religiosa con la expulsión de los judíos y la conquista de Granada, el último enclave musulmán en la península; finalmente, haberse hecho fuerte frente al Papado con la creación de la Inquisición, que le permitía actuar de manera autónoma en los reinos de la Monarquía Hispánica.

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