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GALLEGOS EN LA CIMA

Ángel Abad Cerdeira: "Australia reúne oportunidades laborales y el gusto español por la calidad de vida"

Ángel Abad y su mujer, Sonia, con el "skyline" de Melbourne a sus espaldas.

A 20.000 kilómetros de Londres se ha reencontrado con la sensación de tener la playa a 10 minutos y con una excelente calidad de vida mucho más parecida a la española. Tras ocho años en la capital británica, Ángel Abad (Vigo, 1978), su mujer Sonia, natural de Compostela, y sus dos niños pequeños pusieron rumbo a Melbourne, donde viven "encantados" desde marzo de 2014 a pesar de estar "tan lejos" de la familia.

Llegó a la City tras estudiar Ingeniería Informática en A Coruña para cursar un máster en Negocios y Tecnologías de la Información y la Computación de la Universidad London South Bank y ya se incorporó al mercado laboral. Antes de aceptar la oferta de las Antípodas trabajaba en la consultora Capgemini, una multinacional francesa de servicios informáticos con casi 145.000 empleados en todo el mundo y donde se ocupaba, entre otras, de las webs del Royal Mail o del tren Eurostar.

"Londres es el centro financiero de Europa. Cualquier multinacional que se quiera establecer en el continente abre allí su oficina y en mi campo, las operaciones de desarrollo, está a años luz de España. Pero el clima siempre es gris, la gente resulta fría porque viven tan apretados que acaban aislados en su mundo personal y la ciudad es muy cara. Cuando tienes niños tu prioridad ya no es tanto estar en la cima sino poder compaginar", explica sobre las razones que le llevaron a aceptar la oferta de SEEK, un buscador de empleo que cada mes recibe más de 375 millones de visitas.

"El 50% de las personas que cambian de empleo en Australia y Nueva Zelanda pasan por esta página. Es una de las más cotizadas a la hora de buscar trabajo y querían a alguien experto en webs de muchísimo tráfico. Estoy muy contento aquí porque la empresa está obsesionada con que disfrutes de lo que haces y te felicitan cuando las cosas salen bien. Y voy en bicicleta a la oficina cada día", compara con su anterior destino.

La empresa está situada enfrente del Albert Park, donde se habilita el circuito de Fórmula 1 al que ya ha asistido como público. En el edificio trabajan unas 800 personas, gran parte de ellas programadores, y Ángel forma parte de un equipo de 10 expertos que garantizan que los desarrolladores de software tengan herramientas para trabajar y que la web, donde están disponibles más de 100 millones de perfiles, funcione correctamente.

El mercado laboral australiano es uno de los más atractivos del mundo pero la entrada para los extranjeros no es sencilla. SEEK patrocina su visado de trabajo temporal y, para poder ficharlo en Londres, tuvo que justificar que en Australia no encontraría un perfil similar.

Aún así, Ángel recomienda a los gallegos que prueben suerte en el país aussie. "La mejor manera de entrar es buscar trabajos especializados. Los ingenieros son muy demandados porque aquí no hay tanto oferta de titulados. Lo único negativo es estar lejos de la familia pero Australia reúne lo mejor de Inglaterra y España. Te ofrece oportunidades laborales, una economía potente, inglés y buenos colegios para los niños. Y, al mismo tiempo, tienen nuestro gusto por la calidad de vida. Melbourne es una ciudad muy buena para vivir y la gentes es muy agradable", destaca.

Cada vez que habla sobre su procedencia. Ángel aclara que es del norte, así que "ni toros ni flamenco", lo poco que conocen los australianos de nuestro país. "Para ellos somos europeos, a los que respetan. Aquí están lejos de todo, EE UU queda a 16 horas, y la gente con la que me relaciono aprecia que nosotros estemos acostumbrados a viajar y a conocer otras culturas".

Ángel y Sonia tienen dos hijos, la pequeña Iris y Alex, que empezará el colegio en enero, cuando arranca la educación australiana. En solo unos días, aprovecharán las vacaciones para reencontrarse con los abuelos y contarles sus últimas aventuras con canguros -su población, 40 millones, duplica la de habitantes-, demonios de Tasmania o koalas. Pero también con animales menos cariñosos. "En el garaje nos encontramos con una araña de espalda roja, una de las más venenosas. Todos los animales más peligrosos del mundo están en Australia", dice entre risas. Aun así, la calidad de vida compensa y la familia se quedará una temporada en Oceanía. "Hemos hecho tantas veces la maleta que nos apetece quedarnos más de dos año en la misma casa".

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