Solo faltan cincuenta días para el comienzo del Mundial de fútbol, pero la Policía brasileña sigue de limpieza en las favelas de Río de Janeiro. Pavão-Pavãozinho es el último foco de miseria y narcotráfico en el que han tenido que batirse los agentes de la Unidad de Policía Pacificadora (UPP). Un cerro situado sobre el barrio más turístico y exclusivo de la ciudad, Copacabana.

Solo que esta vez no fueron los traficantes de droga los primeros en enfrentarse a los policías; antes lo hicieron los propios vecinos de la favela, en protesta por la muerte de un popular bailarín, Douglas Pereira, de 25 años, cuyo cuerpo sin vida apareció el lunes sin marcas de disparos, pero sí de haber recibido abundantes golpes.

El resultado fue otra noche de ira y violencia: barricadas incendiadas, cócteles molotov y choques con los agentes de la UPP, que teóricamente tenían controlada la favela y a sus casi 10.000 habitantes desde 2009, aunque con esporádicas reconquistas de territorio por parte del crimen organizado.

Sin embargo, la muerte en circunstancias aún no esclarecidas de Pereira puso el martes en pie de guerra a los habitantes de Pavão-Pavãozinho, que esta vez decidieron plantar barricadas a la entrada de la favela y hacer frente a la Policía con piedras y artefactos explosivos caseros.

Los choques entre agentes y vecinos -a los que, aprovechando la coyuntura, se sumaron luego los narcos- llegaron bien cerca de la playa de Copacabana, una de las más famosas del mundo. Las autoridades cariocas cerraron al tráfico varias calles y los hoteles recomendaron a sus huéspedes no salir de sus habitaciones.

La noche de ruido y furia acabó con la muerte de un joven de 27 años, Edilson da Silva. Pero las circunstancias de la de Pereira siguen siendo muy sospechosas. El joven fue hallado muerto tras un intercambio de disparos entre agentes y narcotraficantes. La Policía afirma que presentaba heridas y marcas de golpes propios de una caída desde una altura considerable, pero la madre del bailarín sostiene que fue víctima de una paliza.