Por primera vez en la historia de la Iglesia dos papas conviven desde ayer en el Vaticano, tras el regreso, dos meses después de renunciar al pontificado, de Benedicto XVI, que vivirá a escasos metros de Francisco, aunque "oculto para el mundo", según dijo cuando abandonó el trono de Pedro.

Joseph Ratzinger, de 86 años, que vivía desde el 28 de febrero -cuando renunció al papado- en el palacio pontificio de Castel Gandolfo, a una treintena de kilómetros al sur de Roma, fue recibido personalmente por Francisco a las puertas del monasterio Mater Ecclesiae, que se alza en los jardines vaticanos y que será su residencia definitiva.

"El Papa Francisco le ha dado la bienvenida con gran y fraterna cordialidad. Después, juntos, se dirigieron a la capilla del monasterio para rezar", precisó el Vaticano en un comunicado.

Benedicto XVI "ahora está feliz por volver al Vaticano, donde pretende, como él mismo dijo el 11 de febrero -día en que anunció que renunciaría el 28 de ese mes- dedicarse al servicio de la Iglesia, sobre todo, con la plegaria", precisó el portavoz, Federico Lombardi.

Ratzinger también prometió cuando se despidió de los cardenales "respeto incondicional y obediencia al nuevo Papa", por lo que todos los observadores vaticanos, conociendo su personalidad y discreción, aseguran que no habrá "interferencias".

El Papa Ratzinger se encuentra bien de salud, no tiene ningún problema específico, únicamente "está debilitado por la edad", tuvo que precisar recientemente Lombardi para salir al paso de las informaciones que aseguraban que se encuentra enfermo.

Cuando Benedicto XVI recibió el pasado 23 de marzo a Francisco en Castel Gandolfo se le vio moverse con cierta dificultad apoyándose en un bastón, con la voz más débil y más delgado.

El Papa emérito regresó en helicóptero. Desde el helipuerto vaticano se trasladó en coche hasta el cercano monasterio, donde le esperaba Francisco, era la segunda vez que se veían personalmente desde que el argentino Jorge Mario Bergoglio fue elegido Papa el 13 de marzo. Francisco viajó el 23 de marzo a Castel Gandolfo para saludarle y almorzar con él.

En estos dos meses de papado, Francisco y Benedicto XVI han hablado, no obstante, en numerosas ocasiones por teléfono.

Ratzinger ha vuelto al Vaticano una vez concluidas las obras de restauración que se han efectuado en el monasterio de clausura, construido hace veinte años por deseo de Juan Pablo II, de cuatro plantas (él se alojará en la primera), que albergó a lo largo de los años a monjas Clarisas, Carmelitas Descalzas, Benedictinas y Hermanas de la Visitación.

Benedicto XVI se traslada con toda la "familia pontificia" al monasterio Mater Ecclesiae, donde está ya dispuesta una habitación para cuando venga a verlo su hermano Georg, también sacerdote, de 89 años, que vive en Alemania.

De la "familia pontificia" forman parte su secretario privado y actual prefecto de la Casa Pontificia, el arzobispo Georg Ganswein; las cuatro laicas consagradas de la comunidad Memores Domini y un diácono belga.

A los dos papas les gusta pasear por los jardines vaticanos y rezar en la capilla que se levanta en la copia de la Gruta de Lourdes construida en los jardines. Para llegar hasta el lugar desde la residencia de Santa Marta donde reside Francisco hay que pasar por el monasterio donde se alojará Benedicto XVI.

De nuevo por el cielo

Benedicto XVI regresó ayer al Vaticano en helicóptero, el mismo medio en el que lo abandonó el 28 de febrero, cuando puso fin a casi ocho años de pontificado. En el helipuerto fue recibido, entre otros, por el decano del Colegio Cardenalicio, Angelo Sodano, y por el secretario de Estado, Tarcisio Bertone. El Papa emérito se alojará en el monasterio Mater Ecclesiae, que se encuentra a pocos metros de la residencia de Santa Marta, donde pernocta el Papa Francisco, por lo que fuentes vaticanas no descartan que ambos mantengan "frecuentes y discretos contactos".