Los tiempos que corren hacen revolverse en su asiento a Leo Bassi sin descanso. Y él -un hombre que se autodefine como bufón y que lleva el gen de provocador heredado de seis generaciones- es incapaz de no intervenir. Asegura que, desde su posición de artista y cómico, puede poner su granito de arena para cambiar las cosas y, por supuesto no deja pasar la oportunidad. El martes organiza una particular "visita guiada" a la Cidade da Cultura para criticar el gasto del dinero público, y el miércoles será el encargado de abrir la programación cultural de la Universidade de Vigo con su espectáculo "The best of", donde repasa lo mejor de su repertorio.

-Lleva varios años girando con "The best". Supongo que los acontecimientos le habrán obligado a ir adaptando sus números.

-Por supuesto. Las informaciones son mi continua fuente de inspiración y la actualidad entra siempre en mis espectáculos. Pienso que el papel del payaso no es solo hacer reír a la gente, sino también intervenir en la política cuando ve que se están haciendo tan mal las cosas. No podemos quedarnos indiferentes ante la injusticia del poder.

-Llega a Galicia precisamente en un momento político muy importante, tan solo unos días antes de las elecciones.

-Por eso estoy aquí. El resultado electoral de Galicia va a tener una gran repercusión en toda Europa y los votantes gallegos tienen una gran responsabilidad. Si gana Rajoy verá convalidados los recortes, que son una actitud ideológica que van mucho más allá de lo necesario.

-¿Qué consejo da a los gallegos ante las urnas?

-Lo primero, que se informen bien de todo lo que ha pasado antes de votar. También creo que sería bueno que se escuchara más a los pequeños partidos y que se reorganice una verdadera oposición. Los gallegos durante muchos años han demostrado tener fuerza en sus propuestas, vitalidad e ingenio para superar los malos momentos.

-¿La gente siempre tiene ganas de reír?

-En momentos difíciles como este es más difícil encontrar cosas positivas y echarse a reír, pero yo tengo sesenta años, buena fibra, y sigo creyendo en la gente. Acabo de tener un hijo, Román, de cuatro meses, y eso confirma aún más mi amor a la vida y me da valor en esta lucha quijotesca.

-A ver cómo resulta su "visita" a la Cidade da Cultura...

-Ante todo que sepan que no vamos a hacer nada ilegal, pero sí tendremos que ser muy críticos. La idea es mostrar a la gente la horrible utilización que se hace del dinero público y, a los afectados por las preferentes, que también estarán allí, que vean lo que los bancos hacen con su dinero, ya que patrocinan esas exposiciones que no visita casi nadie. Esta Cidade da Cultura es un monumento al orgullo de Fraga que costó 465 millones de euros; su mausoleo particular.

-El payaso es el rey de la improvisación. ¿Es una práctica útil para otras profesiones?

-La improvisación es una de las cosas más bellas de la vida porque implica tener dudas, atreverse a cambiar el mundo y no trabajar por dogmatismo. Los que nos gobiernan son dogmáticos y, cuando improvisan, lo hacen fatal; deberían apuntarse a alguno de mis talleres.

-Durante años, su especialidad fue el malabarismo. ¿En qué le ha ayudado en la vida?

-Horas tirando una pelota y recogiéndola crea una disciplina interior que le queda a uno para siempre. Además, el malabarista no puede mentir, ni siquiera a sí mismo: si no trabajas no consigues tu objetivo. Estas técnicas me han dado una fuerza mental y un equilibrio político fenomenales.