El 14 de febrero de 1989 Salman Rushdie recibió una llamada de una periodista de la BBC que le anunció que había sido ´condenado a muerte´ por el ayatolá Jomeini. ¿Su delito? Haber escrito una novela titulada "Los versos satánicos". Doce años después, el escritor rememora en su autobiografía, titulada "Joseph Anton" (Mondadori), que presentó ayer en Madrid, cómo vivió en clandestinidad y cómo afectó a su vida personal esta persecución.

"No tiene sentido que las religiones exijan que no se las critique. Estos días cuando oigo a la gente decir que hay que respetar las religiones, lo que quieren decir es que tenemos miedo a la violencia, porque ese respeto, lo que realmente esconde es el miedo a la violencia", explica Rushdie.

"Estoy cansado de que las religiones exijan un trato especial. No hay ninguna razón por las que se les deba dar un trato especial. Tenemos que poder hablar de las cosas en serio, pero también con sátira", alega en referencia a las caricaturas publicadas en las que se ridiculiza al profeta Mahoma y a otras persecuciones contra escritores.

En este sentido, asegura que el el vídeo en el que se ridiculiza a Mahoma y que ha provocado en las últimas semanas la ira de los musulmanes, es muy malo. "No sé cómo nadie puede sentirse ofendido", sostiene.

"He visto ese vídeo -añade- y estoy alucinado de lo malo que es. Tiene un alto grado de incompetencia en sí mismo, aunque creo que todo lo ocurrido forma parte de una paranoia mas vasta, porque los países musulmanes piensan que Occidente quiere acabar con ellos".

"Pero este es el mundo que nos ha tocado vivir, y es ridículo y erróneo responder con ese grado de violencia", explica un Salman Rushdie relajado y satisfecho, un "hombre feliz y libre, sin la presión que vivió durante diez años, desde que un 14 de febrero de 1989, el ayatolá Jomeini de Irán declarase contra él una fatua (edicto religioso, en este caso de condena de muerte) por considerar "Los versos satánicos" blasfemos contra el islam.

Años de clandestinidad y terror, de muchos cambios de vivienda, y de convivencia con los agentes de policía que le custodiaban diariamente, y ahora que ha encerrado el escritor angloindio (nacido en Bombay, en 1947, y educado en Gran Bretaña) en "Joseph Anton", el seudónimo que utilizó en ese tiempo y que fusiona los nombres de pila de Josep Conrad y Anton Chejov.

"Yo me siento el precursor -afirma- de este tipo de amenazas y enfados de este gente, y esto es lo que trato de explicar en este libro, que lo que ocurrió con ´Los versos satánicos´ no fue un hecho aislado. Antes la gente no tenía contexto y pensaba que si me habían condenado a lo mejor es que había hecho yo algo malo. Pero ahora vemos que no, porque se ha comprendido el contexto y se ve que esta gente se enfada todo el tiempo", dice.

"Cuando ocurrieron los atentados del 11-S, yo vivía en Nueva York y mucha gente se acercaba y me decía: ahora sí que le comprendo", relata el escritor, que hace una encendida defensa de la libertad de expresión en todas sus formas y rinde en el libro un homenaje a diferentes autores que de una forma u otra se sintieron privados de libertad como Genet, Lorca, Nabokovo o Rabelais, entre otros muchos.

Rushdie piensa también que la llamada "Primavera árabe" ha tomado un rumbo que no le gusta mucho. "El año pasado fui muy optimista. La gente que se manifestó en la Plaza de Tahir de El Cairo, no quería un estado religioso, porque ésta revolución no va de religión, la gente quiere trabajo y libertad, pero esto está evolucionando con levantamiento de los grupos islamistas.

"Se necesita tiempo, la historia lo dirá, pero la cosa ahora no tiene buen aspecto", subraya.

El escritor asegura que se siente muy satisfecho porque de la lucha por "Los versos satánicos" salió vencedor. "Defendí el libro, se está reeditando todo el tiempo, está traducido a cincuenta y nueve idiomas. La gente ve que el tema religioso es secundario, y yo sigo vivo; pero, sin embargo -matiza-, sí que me preocupa que ese suceso pudiera haber atemorizado a mucha gente libre.

"Creo -continúa- que ahora es más difícil escribir libros no solo contra el islam, sino sobre el islam, incluso porque la gente está mas nerviosa".

Y ahora en este libro de memorias, Rushdie cuenta a los lectores, su lado más humano, las luces y las sombras de estos años de encierro, en los que descubrió quiénes eran sus amigos y quiénes no. "Sentí mucho apoyo de todo tipo, descubrí amigos sólidos, aunque políticamente tuve muchas frustraciones", reconoce.

"El gobierno Británico -aclara- rehusó hablar conmigo, no querían problemas y solo hasta que hubo un cambió de Gobierno y llegaron los laboristas la cosa no cambió. Entonces pensé que si hubiera habido más voluntad política, este tema se hubiera solucionado antes".

"Joseph Anton" es un libro de casi setecientas páginas, escrito gracias al paso del tiempo. Narrado tercera persona por el autor, de modo que el relato es una novela, un texto que pudiera parecer de ficción, pero que sin embargo, no lo es, es la vida de Salman Rushdie, tal cual fue.

"No me he inventado nada, está escrito todo lo que ocurrió, cómo lo viví, y cómo me afectó personal y humanamente", concluye.