El Códice Calixtino ya está a salvo y en "perfecto" estado. El manuscrito, de incalculable valor, volverá mañana a la Catedral de Santiago, lugar del que fue sustraído hace un año. Envuelto en hojas de periódico y guardado en el interior de varias bolsas de plástico entre sacos de cemento y cajas de baldosas, la Policía Nacional lo recuperó ayer al mediodía en un garaje de Milladoiro (cerca de Santiago) propiedad del principal sospechoso, José Manuel Fernández Castiñeiras, un electricista de algo más de 60 años que durante 25 años trabajó para el cabildo de la Catedral. El día anterior había sido detenido junto con su esposa, su hijo y la novia de éste –que quedó en libertad y no tendrá que pasar a disposición judicial–.

Los registros realizados entre el martes y ayer en las propiedades del sospechoso permitieron descubrir, además del Códice, todo un botín formado por objetos al parecer sustraídos de la Catedral, como bandejas de plata, varios libros religiosos antiguos de gran valor –como el Libro de las Horas–, diez facsímiles del Códice y hasta 1,2 millones de euros y dólares en efectivo.

La joya bibliográfica del románico apareció en el último registro, iniciado al mediodía de ayer. En los cuatro anteriores, realizados durante la tarde del martes y la madrugada de ayer en viviendas, garajes y trasteros de Santiago, Milladoiro, Negreira (A Coruña) y Sanxenxo, no se detectó rastro del Códice y el hallazgo de 1,2 millones de euros elevó el temor de la Policía de que ya hubiera sido vendido.

Ni Fernández Castiñeiras ni ninguno de los otros tres detenidos llegaron a confesar el hurto ni colaboraron con la Policía para desvelar el paradero del Códice, considerado la primera guía del Camino de Santiago. "Se ha recuperado fruto de los registros de la Policía, no fruto de la colaboración de los sospechosos, que en ningún momento desvelaron ni que lo tuvieran, ni dónde estaba", aseguró el delegado del Gobierno en Galicia, Samuel Juárez.

Sobre las 13:30 horas, cuatro agentes de la Brigada de Patrimonio Histórico se presentaron en el garaje de Milladoiro, que funcionaba como trastero, para iniciar el registro. Como testigos, tomaron a un matrimonio natural de Arzúa que estaba de visita para ver a su hijo. Comenzaron a revisar el local, pero no encontraban nada. Una hora más tarde llegó el juez instructor de la causa, José Antonio Vázquez Taín, que preguntó, según el matrimonio testigo, si habían mirado todo. "¿Detrás de los sacos de cemento también?", inquirió.

"Es éste"

Y ahí, en un caja de cartón entre bloques, baldosas y escombro, metido en varias bolsas de plástico y envuelto en papel de periódico apareció el Códice. "Se encontró cuando menos lo esperaban, porque hubo un instante en que los ánimos se vinieron abajo al creer que no estaba en el garaje", relató Begoña Bravo, la testigo del hallazgo junto a su marido, Mauricio García. "Qué alegría tan inmensa, cómo lloramos todos, incluso el juez, que no pudo contenerse, lógicamente", continuó Begoña Bravo.

"Es éste", fue lo que dijo Vázquez Taín, preso de la emoción y la euforia, cuando el lomo del Códice afloró entre las bolsas de plástico.

Sobre las 16:45, la comitiva al completo, con los policías, el juez, y el fiscal de Patrimonio, Antonio Roma, se desplazó a Santiago para que el Arzobispado confirmara que se trataba del auténtico Códice Calixtino. Así lo corroboraron el arzobispo, Julián Barrio, y el deán, José María Díaz, quien tuvo que renunciar a su cargo de archivero mayor precisamente por la sustracción del manuscrito.

Lo tuvieron unos momentos en sus manos, lo suficiente para ratificar no solo que es el verdadero Códice, sino que además está en perfecto estado. "Está muy bien, perfectísimamente. Incluso con algunas señales que yo tenía puestas en el principio de cada libro y en las letras iniciales. Todo está exactamente igual", confesó José María Díaz. "No aprecio daños, ni cambios, ni deterioro", añadió.

La joya bibliográfica se devolverá a la Catedral mañana, porque antes aún le tienen que hacer varias pruebas periciales.

Falta de colaboración

Fuentes próximas a la investigación señalaron la negativa total de los cuatro detenidos a colaborar con la investigación. "Su actitud es la de no reconocer nada", aseguran estas fuentes. Sin embargo, otras sostienen que uno de los testigos fue el que reconoció ante la Policía que el principal sospechoso tenía otro inmueble en Milladoiro, que sería precisamente el que registraron ayer y en el que apareció la joya bibliográfica.

Los cuatro permanecieron desde el momento de su detención en la Comisaría de Santiago, en la que fueron interrogados. Castiñeiras, su esposa y el hijo de ambos pasarán hoy a disposición judicial, ya que la novia del chico fue puesta ayer a media tarde en libertad.

José Manuel Fernández Castiñeiras llevaba varios meses bajo estrecha vigilancia de la Policía, al que tenían como principal sospechoso de la sustracción por el abrupto final de su relación laboral con el Cabildo de la Catedral y su animadversión con el entonces archivero mayor, José María Díaz, encargado de la custodia del Códice.

Incluso la Policía intentó entrar en contacto con él de forma indirecta para negociar la devolución del manuscrito, pero al comprobar que no había atisbo de cooperación, optó por proceder a su detención.

Una suculenta fortuna en las propiedades del detenido

El electricista detenido como principal sospechoso de la sustracción del Códice Calixtino poseía un extraordinario patrimonio, aunque, evidentemente, no todo era de su propiedad, como el manuscrito medieval. Los registros realizados por la Policía en sus múltiples inmuebles permitieron descubrir toda una colección de objetos de la Catedral de Santiago, además del Códice, y hasta 1,2 millones de euros en efectivos repartidos en dos viviendas: un millón en una casa y otros 200.000 en otra.

Fuentes próximas a la investigación sospechan que este dinero procede, al menos en gran parte, de propiedades que el sospechoso iba sacando del templo y de sisar los cepillos con los donativos que dejaban los peregrinos. Así, había fajos de billetes desde 5 a 500 euros, pero también grandes cantidades de billetes de un dólar y de otras monedas.

Ante tal volumen de dinero, la Policía entiende que durante años fue sacando de forma constante del templo diversos objetos que iba vendiendo y aunque no se descarta un posible trama que se aprovechaba de los hurtos de Castiñeiras, la Policía no es muy partidaria de esta hipótesis.

Así, los registros revelaron la existencia de hasta diez facsímiles del Códice (copias del manuscrito), varios libros religiosos muy antiguos, entre ellos uno de El Libro de las Horas, cuya desaparición también había sido denunciada por el deán de la Catedral de Santiago, y salmos de la Edad Media, además de bandejas de plata y monedas históricas.

La Policía está confirmando ahora precisamente que todo esta material –al margen del Códice, que ya fue autentificado– pertenece al templo compostelano.

La inspecciones descubrieron también que el electricista tenía en su poder numerosa documentación relacionada con los responsables y religiosos de la Catedral, correspondencia de los canónigos y llaves de acceso a las diversas dependencias del templo, que iría acopiando durante los años que trabajó para el cabildo.