"Las crisis climáticas marcaron siempre el devenir de la civilización. En todas las épocas las locuras del tiempo han estado a la orden del día. Lo que pasa es que ahora ocurren más a menudo y se solapan en el tiempo anomalías de todo tipo y condición". Esas son ideas del meteorólogo y comunicador científico José Miguel Viñas, que habló en el Club FARO de "Nieve rosa, soles falsos y muchas curiosidades del tiempo" tras ser presentado por Miguel Martín, redactor jefe de Localia.

Viñas piensa que los pronósticos del tiempo son fiables a corto plazo (hasta 48 horas) y que si bajamos de escala hasta un punto en el mapa, como la ciudad donde vivimos, aumenta el error a medida que alejamos el horizonte de predicción, en especial cuando el tiempo es inestable.

La observación del cielo o del mar, según este meteorólogo, que publicó "Curiosidades meteorológicas" en Alianza Editorial, nos hace plantearnos preguntas sin respuesta. Por ejemplo ¿de qué color es el mar? "El azul es el primer color –dice– que nos viene a la cabeza, si bien, a diferencia de lo que ocurre con el cielo raso, que presenta un azul claro bastante uniforme, el agua del mar despliega ante nuestros ojos una variedad de azules extraordinaria. No obstante, a veces, también el mar se tiñe de tonos verdosos e incluso de color pardo o amarillento. Entre los factores que influyen en la tonalidad figura el estado del cielo, la profundidad, el tipo de lecho marino, la composición del agua, los materiales que tenga disueltos y algas.

Cuestión de tamaño

¿Y el tamaño de los astros? Los cambios, sólo en apariencia, de tamaño y de forma que sufren los dos grandes astros –el sol y la luna– que surcan los cielos, desvelan cosas interesantes acerca del comportamiento de la luz al atravesar el medio atmosférico. "Centrando nuestra atención en el disco solar, –dice– cuando éste se sitúa en las cercanías del horizonte, aparte de la ilusión óptica que nos hace verlo más grande que cuando está a mayor altura, es claramente perceptible un achatamiento en él. A veces aparecen achatados por efecto de refracción de la luz pero el gran tamaño que muestran a veces es fruto solo de nuestra percepción, del modo en que el cerebro procesa las imágenes".

Habló de la nieve rosa. En más de una ocasión habrá llamado la atención, al caer la noche o al despuntar el día, el color rosado que presentan las cumbres nevadas. "Las tonalidades rojizas que apreciamos en las cercanías del tramo de horizonte bajo el que esconde el sol durante el crepúsculo –afirma– , son reflejadas por la nieve, adoptando a menudo ese color rosa que se observa. A poco que gane altura el sol –en el caso del amanecer–, la nieve recupera su condición de blanco elemento, por lo que en este caso no podemos hablar de nieve rosa. En el caso que nos ocupa, el color de la nieve es una propiedad intrínseca de la sustancia, que no depende del cristal con el que se mire. Hoy en día se sabe que hay más de 350 clases de algas capaces de prosperar en agua congelada y de soportar las duras condiciones meteorológicas de la alta montaña. Pueden teñir la nieve no sólo de color rosa, sino también de otros como el marrón o el amarillo".

Soles falsos

En algunos relatos de ciencia ficción, cuya acción transcurre en mundos imaginarios, aparecen con frecuencia planetas con dos o más soles, debido a que orbitan en sistemas estelares binarios o múltiples. A pesar de que Tierra da vueltas alrededor de una sola estrella, en nuestro planeta pueden observarse en el cielo hasta 3 soles –el verdadero y dos falsos–, lo que da al paisaje atmosférico un toque exótico similar al que tiene lugar en esos mundos fantásticos. "Con ambiente frío y nubes altas –explica– aumenta la posibilidad de observar fenómenos ópticos en la atmósfera. No es de extrañar, por tanto, que las regiones polares o las zonas de montaña sean lugares propicios para la observación de tan particular fenomenología. La refracción de la luz en los cristalitos de hielo presentes en las delgadas nubes cirriformes, hace de las suyas y da lugar a una sorprendente variedad de foto meteoros, como los halos y los parhelios o soles falsos".

Sobre cristales, bolas y estrellas de nieve

¿Y el color que adopta el hielo? "A veces lo vemos transparente –dice– , otras blanco y a veces azul, lo que obedece al aire que tiene el hielo atrapado en su interior y a su densidad".

La formación de bolas de nieve que aparecen en el borde de los lagos, otra duda de la naturaleza a la que respondió. "No obedece únicamente –dice– al impulso que sentimos las personas cuando cae una buena nevada, y que nos lleva a apelmazar unos cuantos puñados de nieve, a moldear con ella una bola y a tirársela al primero que se nos pone a tiro. En contadas ocasiones, las bolas de nieve pueden formarse de manera natural, sin que intervenga la mano del hombre, lo que constituye una rareza digna de estudio."

Estrellas de nieve

Las estrellitas de nieve Las minúsculas estrellas de nieve constituyen uno de los elementos más bellos, fascinantes y misteriosos de la Naturaleza. Su particular belleza y simetría hexagonal llamó la atención de algunos de los grandes hombres de ciencia, como el francés René Descartes –a quien debemos la primera explicación científica del arco iris–, el alemán Johannes Kepler o el inglés Robert Hooke, que fue el primero en observar las estrellitas de nieve a través del microscopio. "Los cristales de nieve –afirmó– crecen por sublimación del vapor de agua dentro de las nubes frías (aquellas que se encuentran en su totalidad a una temperatura inferior a los 0 ºC), mediante la combinación de 2 procesos que actúan simultáneamente sobre los cristalitos de hielo –microscópicos– que forman el embrión de las estrellitas y demás formas de nieve".