Su nombre ha sonado con fuerza para dirigir el Centro Galego de Arte Contemporáneo (CGAC). Comisario independiente, el coruñés Juan de Nieves (1964) imparte en el MARCO de Vigo un nuevo curso sobre arte contemporáneo. De octubre a mayo, en 23 sesiones, analizará el arte producido en las últimas cuatro décadas.

–¿Cree que la situación de vacío y desconcierto ante la crisis está siendo obviada por los artistas en sus obras?

–En absoluto. Solo con echar una ojeada a muchas de las propuestas desarrolladas por artistas y comisarios en la última década, podemos comprobar cómo unos y otros están dando respuestas y sobre todo planteando interrogantes sobre la coyuntura actual. En general, creo mucho más en la actitud responsable de los artistas y de los pensadores que en las alternativas que nos ofrecen nuestros políticos. Más allá de una crisis económica, estamos viviendo una crisis eminentemente ideológica que repercute en todas las esferas de la sociedad. Y los artistas tienen mucho que decir al respecto.

–¿Debe un museo tener a la audiencia en su único punto de mira?

–El arte es esencialmente un sistema de comunicación, si desde los museos no tenemos como objetivo principal a las audiencias… Otra cosa diferente es falsear la realidad y presentar desde los museos propuestas acomodaticias para que el publico no tenga que pensar demasiado sobre lo que tiene delante. Lo cual, por otra parte, constituye otra falacia habitual en los discursos populistas. Muy a menudo escuchamos frases del tipo "la gente necesita entender las cosas claramente y no que les compliquemos la vida con propuestas intelectualmente elevadas". Todo lo contrario, el museo ha de ser un lugar para la reflexión y como no, un espacio de resistencia. La clave no es simplificar sino educar en la complejidad.

–¿Es posible que museos como el MARCO o el CGAC estén en extinción si se cierra la inyección económica pública?

–Ambos museos están viviendo ya una situación económica preocupante. Dudo que vayan a desaparecer, pero sin recursos suficientes tendrán muy limitadas sus capacidades de actuación. He trabajado durante bastantes años en instituciones museísticas y conozco bien los argumentos políticos en época de recortes: alargar los proyectos expositivos, importar exposiciones desde otras instituciones, eliminar los gastos que generan algunos departamentos dentro del museo, prescindir de personal… En definitiva, convertir nuestros museos en instituciones planas y sin identidad propia.

–¿Qué futuro le augura a la educación en arte del público ante los recortes? ¿Y a los museos y artistas?

–Me parece alarmante. Y no solo en cuanto a los recortes sino también con respecto al acceso a la educación. Las recientes declaraciones de algunos políticos de nuestro país hablan por sí solas. Privatizar una parte de la educación significa que sólo los que tengan una situación económica acomodada podrán continuar sus estudios. Creo que estas posturas no son aceptables en una sociedad plural y democrática.

–¿Qué puede suponer la desaparición de la obra social de Novacaixagalicia?

–Si los presupuestos destinados al arte y a las instituciones museísticas desaparecen o se reducen dramáticamente, estaremos lesionando gravemente uno de los derechos fundamentales que es el acceso a la cultura y a la educación. Ambos aspectos son decisivos para construir una sociedad más justa y más libre. Creo que es una exigencia de las entidades financieras como las que está citando que devuelvan a la sociedad una buena parte del capital que acumulan.

–Nicolas Bourriaud asegura que el postmodernismo está llegando a su fin, lo que viene es el altermodern. ¿Es esta una nueva etiqueta?

–Dudo que Bourriaud quiera establecer una nueva categoría con este término. Creo que es una definición que plantea en sí misma una pregunta simple, ¿qué es la modernidad hoy en día? Por otra parte, este término se refiere a un contexto concreto, la trienal que se celebró hace dos años en Tate Britain. Así que en relación al curso del Marco intentaré reflexionar de manera crítica sobre el sentido de este término y sobre las propuestas que se presentaron en esa exposición como exponente de los intereses de una gran parte de los artistas que trabajan hoy.

–¿Por qué señala al museo como espacio de regeneración en una de las clases del curso que impartirá?

–Bueno, no es algo que yo pretenda de manera personal. Mi intención sobre esta cuestión es poner sobre la mesa elementos de debate para llegar a un entendimiento más expandido de la institución museística. Un espacio de regeneración es básicamente un espacio de libertad.