Pediatría con sentido común para padres y madres con sentido común es el título del nuevo libro del doctor Eduard Estivill, en este caso firmado con otro pediatra, Gonzalo Pin, un especialista conocido, al igual que el barcelonés, por sus estudios sobre el trastorno del sueño en los más pequeños.

–El título del libro que escribió usted con Pin aclara que se dirige a progenitores con sentido común. Pero se dice que es el menos común de los sentidos. ¿Con los padres no es así?

–El sentido común se adquiere con la experiencia y la formación. Es lo que tenían nuestras abuelas y bisabuelas después de tener cuatro o cinco hijos. Ahora los padres son mejores, mejor preparados, pero con menos tiempo, lo que conlleva más sobre protección y más dificultad para poner normas a lo límites. Este libro homenajea a estos padres, que quieren saber y educar mejor a sus hijos.

–Su obra se dirige también a aquellos que "aún" no son padres. ¿Es cierto el mito de los padres primerizos?

–No es un mito; es una realidad. Los niños nacen sin manual. Nuestro libro es el manual que los padres necesitan. Antes se aprendía por experiencia, porque había muchos hijos en las familias. Ahora, el tipo de vida hace que muchos padres tengan solo uno o dos hijos. Están ávidos de información porque quieren hacer las cosas bien. Por eso se interesan en libros serios que les dan pautas y, con ello, seguridad.

–Las estadísticas muestran cómo los españoles retrasan cada vez más el momento de tener hijos. ¿Influye eso en el papel que ejercerán como padres? ¿Hay riesgo de que se comporten como abuelos? ¿Están a la altura?

–Cierto. La naturaleza es muy sabia y unos padres jóvenes siempre tendrán más energía para compartir con su hijo. Pero ser padres con más edad es una características de nuestra sociedad y no tenemos que ir en contra. Simplemente hemos de brindar consejos a estos papás para que lo hagan bien, al margen de la edad.

–Da la impresión de que ser padres requiere una formación continua...

–Nunca se deja de ser padre. En un aspecto u otro nuestro hijo siempre nos necesita, independientemente de la edad. Lógicamente, cuanto más pequeño, más cuidados y protección y educación necesita, pero nunca podemos abandonar la magnífica y gran función de ser padres.

–¿Es cierto o falso que padres estrictos son después abuelos consentidores?

–Los padres no son estrictos. Simplemente ponen normas y las hacen cumplir con todo el amor. No hay ningún niño traumatizado por estar bien educado. Estos padres, que conocen y han impartido bien las normas, cuando llegan a abuelos pueden transgredir algunos aspectos, porque saben que el niño entenderá que es una excepción a la norma y una cosa temporal.

–¿No están sobreprotegidos los niños en exceso hoy en día?

–La sobreprotección es una consecuencia del sentimiento de culpabilidad que tienen los padres por no disponer de todo el tiempo que desean para estar con su hijo. A pesar de querer hacer bien las cosas, muchas veces, por cansancio o por comodidad, se saltan normas esenciales consintiendo a sus hijos demasiado, y eso redunda en una inseguridad del niño, que no entiende el cambio de órdenes y conducta de los padres, según su humor o disposición. Pero si los padres hacen un mínimo esfuerzo, tal y como explicamos en el libro, se puede superar.

–Cada vez hay más niños tiranos. ¿Se puede evitar? ¿Cómo?

–Esos niños solo son seres inteligentes que no han tenido una imposición de normas y rutinas claras desde pequeños. Han conseguido todo lo que han querido desde pequeños y no entienden cuando algo o alguien les contradice. En el fondo, son niños con baja autoestima, que no han sido educados en la frustración. No han aprendido que no se puede conseguir todo inmediatamente en la vida. Que el éxito es puntual, que lo habitual es el fracaso, y que para conseguir un éxito hay que pasar por muchos fracasos. Educar en ese aspecto, enseñando a aceptar el "no", es hacer niños más seguros.

–¿Es posible compatibilizar la crianza de los hijos y el mundo laboral sin acabar estresado?

–Entiendo que la calidad del tiempo que pasan con ellos es mejor que la cantidad.

–¿Cómo repercutirá en generaciones futuras el que muchos padres cedan esta responsabilidad, por falta de tiempo, a guarderías?

–Las guarderías hacen un trabajo ejemplar, muchas veces sin que se les corresponda. Los niños deben ser educados en casa. En las guarderías simplemente refuerzan los hábitos correctos que empiezan a aprender los niños. Nunca pueden pretender los padres que las guarderías les sustituyan. No es su función.

–Antes los extraños estaban en la calle, ahora en la red. ¿Deberían preocuparse los padres?

–Ante todo, las nuevas tecnologías no son buenas ni malas, sino que depende del uso que hagamos de ellas. Los padres son los responsables de poner límites en su uso, y desde muy pronto, porque luego es más complicado. Si un niño, para que no moleste, ve dibujos animados dos horas al día a los 3 años, a los 7 estará enganchado a los videojuegos y a los 15, a internet. Son los padres quienes deben decir "no", aunque el niño argumente que "todos los niños lo hacen". Los límites y las normas correctas no traumatizan a nadie. Justo lo contrario.