Todo el mundo lo sabe. Los micrófonos llevan incorporada una tecla con unas letras que avisan ON/OFF, es decir, en marcha o apagado. Todo el mundo lo sabe, pero en no pocas ocasiones la gente se olvida de ello. Sobre todo nuestros políticos. El último caso lo protagonizó ayer Telmo Martín, presidente del Partido Popular de Pontevedra. La información que remitió ayer su propio gabinete de prensa para dar cuenta del encuentro entre Martín y Feijóo incorporaba un vídeo en el que se les podía ver charlando de forma distendida en una sala de Presidencia. Pero, al contrario que en la mayoría de las ocasiones, las imágenes iban acompañadas, por error, del sonido y entonces se pudo escuchar a un sonriente Martín decir: "Pero tú ya sabes cómo son los medios. Los medios son unos hijos de puta, ¿no?"

Con su exabrupto, se sumaba así a la larga lista de dirigentes políticos pillados in fraganti, departiendo con colegas o simplemente exteriorizando sus desahogos, y siempre tan aficionados al taco. Y, claro, entonces ocurre lo imprevisto: que el micrófono abierto les traiciona. Lo curioso en este caso es que se produce unos días después de que la presidenta del PP de Madrid hubiese sido cazada con la misma expresión. En una conversación con su número dos, Ignacio González, sobre los nuevos órganos de gobierno de Caja Madrid, Esperanza Aguirre soltó: "Yo creo que nosotros hemos tenido la inmensa suerte de poderle dar un puesto a IU quitándoselo al hijo puta". Su frase dio la vuelta a España, hasta tal punto de que Espe envió una carta al ex presidente de la Comisión de Control de Caja Madrid Fernando Serrano, el supuesto hijop...,para disculparse.

Las frases de Martín y Aguirre engrosan ya una larga serie de meteduras de pata y gazapos que no distinguen ideologías, colores ni jerarquías, y que en la mayoría de los casos tienen que ver con la espontaneidad y el lenguaje coloquial, que con un pensamiento meditado. El presidente del Congreso de los Diputados, Federico Trillo, es un clásico ya del género. Su "¡manda huevos!" expresado durante la votación de una enmienda en el Parlamento consiguió que muchos españoles se identificasen con él, hartos de ver a sus representantes peleándose por quítame allá esa coma.

Tiempo después, su sucesor en el cargo, José Bono, tuvo que soportar el rechazo de su partido a un homenaje a sor Maravillas Pidal y Chico de Guzmán, que consistía en colocar una placa con su nombre en un lugar del Congreso que fue vivienda de la santa a finales del siglo XIX. El nuevo presidente del Congreso resumió así el caso: "Los de los propios partidos son unos hijos de puta". Pero Bono es mucho Bono. En un encuentro anterior con diputados se preguntó: "Oye, y nuestro colega Blair [entonces primer ministro británico], ¿ése es un gilipollas integral o no?"

José María Aznar, siempre tan comedido y discreto, también cayó en la trampa del micrófono abierto. En marzo de 2002, acudió al Parlamento Europeo para pronunciar un discurso. Al concluirlo se confesó: "¡Vaya coñazo que he soltado!"

Y qué decir de Mariano Rajoy, el líder del PP al que se le suele reprochar que no se moja. En la víspera de la celebración de la Fiesta de la Hispanidad, Rajoy se sinceraba con unos compañeros: "Mañana tengo el coñazo del desfile... En fin, un plan apasionante".

Jordi Sevilla, entonces gran asesor económico del candidato socialista Rodríguez Zapatero, consolaba a su jefe sobre su falta de conocimiento en la materia: "Se te nota todavía inseguro. Has cometido un par de errores, pero son chorradas. Lo que tú necesitas para aprender de esto son dos tardes, ¿eh?" A la vista de la avalancha de datos económicos desastrosos, no sabemos si finalmente ZP recibió las dos prometidas lecciones.

El presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, Pedro Castro, alcalde de Getafe, agobiado por la presión a la que le sometían los representantes del PP, un día estalló. "Coño, ¿y por qué hay tanto tonto de los cojones que todavía vota a la derecha?", se preguntó.

Y, por supuesto, en esta lista de gambas no podía faltar el propio ZP. En el preámbulo de una entrevista televisiva se le pregunta (micro supuestamente cerrado) qué cómo ve las encuestas. Él, ufano, contesta: "Bien, sin problemas, lo que pasa es que nos conviene que haya tensión. A partir del lunes, comenzaré a darle dramatismo".

Sin embargo, uno de los momentos gloriosos de ZP se produjo en una rueda de prensa. El gazapo, ¿o subconsciente tracionado?, fue de traca. Cuando valoraba la necesidad de fortalecer la relación España-Rusia, el presidente argumentó: "Hay un incremento de turistas españoles hacia Rusia. Hemos hecho este acuerdo para estimular, para favorecer, para follar... para apoyar ese turismo". No comment.