Sin embargo, ese intérprete atractivo y carismático había sido "un niño de infancia solitaria, adolescencia difícil y juventud repleta de excesos", tal y como desvela Luis Miguel Carmona en "Robert Redford. El chico de oro", un libro que pretende sacar al actor "de su cascarón" y "hacer que el gran público lo conozca por dentro y por fuera".

"Un zurdo impuntual, sincero, arriesgado, receptivo, pausado, esquivo, introvertido, egocéntrico, tímido, rebelde, hermético, inteligente, atlético, fiel, inconformista, solitario, elegante, aventurero, audaz y emprendedor", así define Carmona al actor de 72 años en esta biografía que tiene el valor, según el autor, de indagar en la vida de "alguien que prácticamente sólo existe en una pantalla de cine".

A través de siete capítulos y dos apéndices, enmarcados en los títulos de sus películas, se avanza de forma cronológica en la faceta personal y profesional de "la última estrella en activo de la historia del cine", afirma Carmona.

Así, en "El río de la vida" se tratan los primeros años de vida de Robert Redford, cuando éste pasó de ser un niño que odiaba el colegio y quería huir de California, a un universitario rebelde que mataba su frustración en el arte y la bebida.

"Sucio, sin cambiarse de ropa, borracho, fantaseando con el suicidio. Todo lo contrario de lo que después sus personajes reflejaron en pantalla", relata Carmona antes de introducirse en el capítulo "Un diamante al rojo vivo", donde escribe sobre cómo Redford se transformó y daba sus primeros pasos en el teatro, un mundo en el que "quizá, más que por sus dotes para encarnar personajes, fue su imponente físico lo que llamó la atención".

También probó fortuna en el mundo de la televisión y su primer papel protagonista en el cine, como se cuenta en el capítulo "El candidato", le vino repitiendo el papel con el que había triunfado en Broadway, es decir, el de un hombre recién casado en "Descalzos en el parque".

Pero tendría que llegar "Dos hombres y un destino", filmada en 1969 junto a Paul Newman, para que Bob -como le conocen sus amigos- lograra su primer gran éxito, algo que esta pareja de "colegas" volvería a repetir con "El golpe" (1973)

"Pocos de mis papeles me han cuadrado tan bien como el de 'Dos hombres y un destino'. Estaba tan a gusto que casi me sentía culpable por cobrar", decía Redford sobre su participación en este filme, al que llegó después de que los directores hubieran pensado en Steve McQueen, Dustin Hoffmann, Marlon Brando y Warren Beatty.

A partir de entonces, "Macho Garbo", como se le conoce por su "anómala" forma de comportarse en Hollywood, ha ido construyendo una carrera basada en personajes elegidos con mucho cuidado, como el hombre de las montañas en "Las aventuras de Jeremiah Johnson", el romántico escritor de "Tal como éramos", el millonario delicado y enigmático de "El gran Gatsby", el periodista íntegro de "Todos los hombres del presidente", el aventurero de "Memorias de África" o el vaquero reflexivo de "El hombre que susurraba a los caballos".

Su faceta como productor y director, iniciada con "Gente corriente", su apoyo a los nuevos cineastas a través del festival de cine independiente de Sundance, su activismo en favor del medio ambiente o sus críticas a la política norteamericana son otros de los pasajes de la biografía de este hombre al que, según Carmona, todavía le queda "una vida por delante".