Fue el "enfant terrible" de la moda, uno de los máximos rompedores que consiguió ligarla al arte con homenajes a Mondrian, Braque o Picasso reproduciendo sus obras en vestidos y diseños que este mismo año se pudieron disfrutar en una exposición en A Coruña. Logró imponer el pantalón y el esmoquin masculino como una prenda femenina con derecho propio sin olvidar las blusas de gasa transparente y sus estampados coloristas. Yves Saint-Laurent deja este legado y un recuerdo que nunca se borrará porque él supo eregirse al pódium de los mitos. Sin embargo, era mortal y en la noche del domingo, en París, un tumor cerebral detectado en abril de 2007 se lo llevó a los 71 años de edad. El adiós que la capital francesa y el mundo le darán tendrá lugar mañana y pasará a los libros de historia como una de las jornadas de luto con mayúsculas.

Las exequias se celebrarán en la Iglesia de Saint-Roch, informó su amigo y cofundador de la firma YSL en 1962, Pierre Bergé. Está previsto que asistan el presidente francés, Nicolás Sarkozy, y su esposa, Carla Bruni, ex modelo que desfiló para el modisto. Según los deseos del diseñador, sus restos mortales serán incinerados y sus cenizas depositadas en una sepultura en los jardines Majorelle de Marraquech (Marruecos), colindantes con la residencia que compró con Bergé en 1980.

Éste asegurraba ayer que "la gran historia de amor de Yves Saint-Laurent y su gran pasión desde su más tierna edad ha sido la moda". Bergé recordó cómo desde 2002 Saint-Laurent quedó "muy desgraciado" al abandonar la moda sin volver a tocar , según el propio Bergé, quien un lápiz de diseño y sin desarrollar ninguna "nueva pasión".

La belleza de Orán

El inventor de la sahariana femenina y del esmoquin para mujer nació el 1 de agosto de 1936 en Orán (Argelia), en el seno de una familia acomodada, inspirado siempre por la belleza y el estilo de su elegantísima madre.

Una de sus frases más célebrres fue "sin elegancia de corazón no hay elegancia" para en otra atacar a las fashion victims: "las mujeres que la siguen de demasiado cerca (a la moda) corren el gran peligro de perder su naturaleza profunda, su estilo, su elegancia natural". Nunca nadie dudó del talento de aquel joven de 18 años que entró a trabajar con Christian Dior para sustituirle a los 20 años tras su muerte.

Sus trabajos para Dior se interrumpieron cuando le llamaron al servicio militar francés. A su regreso, en 1962, Saint-Laurent encontró en su puesto a Marc Bohan. Tras la demanda contra la empresa, el dinero recibido de la querella y la ayuda de su amigo Bergé así como del empresario norteamericano Mack Robinson fundó su propia empresa.

Sus colecciones fueron rompedoras, así como los decorados y vestuarios pensados para películas como "La pantera rosa" o "Cyrano de Bergerac" en unos años en los que la hiper elegante actriz Catherine Deneuve fue su musa. El fin del genio, según sus palabras, era ofrecer un "vestir intemporal", que en 1983 lo convirtió en el primer modisto que exponía sus creaciones en un museo. Fue en el Metropolitan de Nueva York.