"Era visto", decían ayer muchos pontevedreses tras conocer la causa de la muerte este año de Ravachol. El loro más querido por los pontevedreses llegó el pasado lunes para amonestar al alcalde por "aforrica", por la instalación este año de unas luces de Navidad más bien cutres y que además se incendiaban y cortocircuitaban cada vez que llovía con cierta intensidad. Y así aterrizó Ravachol este año en Pontevedra, rodeado de unas luces navideñas de dudosa calidad para sumarse a las quejas de los vecinos.

Sin embargo, una vez más, este ánimo de denuncia, ese afán de justiciero de Ravacholiño fue el que le llevó a la tumba ayer, al morir electrocutado por un cortocircuito provocado por el negligente alumbrado.

La noticia corrió como la pólvora por la ciudad de Pontevedra en medio de grandes muestras de dolor y luto. Por la mañana se celebró la recreación de las tradicionales escenas que se vivían en la botica de Don Perfecto Feijóo, el hogar del loro más famoso del Carnaval, con la actuación de los grupos Foula y Os Alegres.

Ya por la tarde, comenzó el velatorio por Ravachol en la plaza de A Verdura por donde pasaron decenas de deudos y viudas para mostrar su duelo y recibir el pésame. Mientras en A Ferrería se escuchaban las habituales elegías al fallecido, un personaje sin igual del que destacaron su porte, su lengua afilada con su habitual "retranca" y algún que otro "fino insulto" que soltaba el colorido pájaro por su pico. Alguien del que destacaron que, ya en vida, se convirtió en el rey del Carnaval de la ciudad, un trono del que nadie podrá descabalgarlo ya nunca.

Ante semejante currículum, es normal que la plaza de A Verdura se llenase ayer para despedir a Ravachol, y que también fuese muy concurrido el cortejo fúnebre que salió a las 21 horas en dirección hacia A Ferrería. Una comitiva fúnebre entre los que destacaban algunos de sus fieles más acérrimos, como las comparsas Amoriños de Bora; Os Canecos, Os Paparrulos, Os Solfamidas, Os 100 Tolos, Las Flores del Carnaval, Vamos a Todo y Os da Caña.

El cortejo recorrió las calles de San Román, Ferrería, Antonio Odriozola, Soportales, Manuel Quiroga, Princesa, Isabel II, calle Real, Sarmiento y Pasantería para regresar finalmente hasta A Ferrería, en donde dio comienzo la "velada infausta" que culmina con la incineración del amado loro. El espectáculo necrológico se inició con el "Introito" y la lectura de una nueva elegía dedicada al finado, seguida de una actuación del grupo "Ilusión Compañía" y la interpretación de la "Danza da morte" a cargo del grupo Celme. Una "saeta" de Val do Lérez fue el preludio de la incineración de Ravachol ante miles de pontevedreses que habitualmente, tras despedir al loro, se quedaban huérfanos de Carnaval. La gente, cansada de esperar para ver como ardía Ravachol comenzó a pitar en la cuarta canción de unas actuaciones que se hicieron interminables.

Sin embargo, el Entroido de este año, al contrario que Ravachol, se resiste a morir. Y es que los aplazamientos de diversas actividades incluidas en el programa del concello han provocado que el fallecimiento del loro marque este año tan solo un punto y aparte en el Entroido urbano gallego más conocido.

Tras una semana de descanso para recuperarnos del fallecimiento de Ravachol, el viernes día 23 tendrá lugar la XXIII Mostra da Parodia, que estaba prevista para la noche del viernes pero que se tuvo que aplazar por la lluvia. Las malas condiciones meteorológicas también estuvieron detrás de la suspensión en la noche del Martes del Carnaval de la Noite Pirata, que se celebrará el sábado 24 a partir de las 22 horas. A esa hora tendrá lugar el desembarco del buque Burla Negra en Pontevedra de la mano de las asociaciones Combrus y Troula.

Este mismo día también se celebrará la fiesta infantil del carnaval que tuvo que ser aplazada. Será a partir de las 17 horas en la plaza de A Ferrería y correrá a cargo del grupo Rivel. Así que, este año, aunque cueste recuperarse de la pérdida de un personaje tan querido como el Ravachol, Pontevedra aún tiene Entroido para rato.