En un fin de semana trágico para el municipio de Poio debido a la muerte el pasado viernes de un turista septuagenario atropellado en Raxó junto a su mujer, el gobierno local ha decidido no tomar decisiones en caliente por el momento y analizar en profundidad qué medidas tomar y cómo proceder en el futuro para presionar a la Xunta para mejorar la seguridad vial de la principal carretera que atraviesa el municipio. Una exigencia reclamada desde, especialmente por los vecinos que viven al borde de este vial.

"Las cosas no avanzan y es necesario que todas las gestiones vayan más deprisa" indicó ayer el alcalde, Luciano Sobral. La demanda de aceras en los laterales de esta carretera no son pocas y es una reclamación ya histórica en el Concello, que tiene un gran historial detrás de accidentes en este vial. En lo que va de año ya son dos los fallecidos en esta carretera y esta misma semana se contabilizan hasta cuatro atropellos en la P0-308.

En años anteriores las cifras de accidentes también dejan a las claras que la seguridad vial es un problema básico en este vial autonómica por la que a finales del pasado año 2014 salieron a la calle centenares de vecinos clamando por soluciones, tras otro accidente mortal sufrido por una vecina de Raxó.

La principal demanda es la construcción de aceras, pero para el regidor poiense la solución va más allá de esa intervención. En el actual grupo de gobierno ven la necesidad de apostar por un vial alternativo. "Para tener futuro estamos convencidos de que una carretera alternativa, que comunique con el Salnés y con Pontevedra, sería la mejor opción para descongestionar la PO-308 de tráfico y convertirla en una carretera más urbana, especialmente en los núcleos de población" apuntó Sobral.

En el pasado ya se descartaron otras propuesta realizadas a la Xunta por el Concello como la de reducir la velocidad máxima permitida a 30 kilómetros por hora en los núcleos de población o la instalación de reductores de velocidad en alguno de estos puntos de mayor afluencia peonil. Estas posibilidades fueron descartadas desde el Gobierno autonómico porque la actual normativa no permite la colocación de lombos en vías autonómicas con un volumen tan alto de circulación.

Así las cosas, la única intervención que se ha realizado en los últimos años en esta carretera ha sido la instalación de unos semáforos en Combarro, a la altura de la bajada al puerto deportivo. Dos en cada sentido, siendo el primero por cada dirección de preaviso y el segundo con un botón que los peatones deben pulsar para cruzar. Mientras tanto, muchos puntos del trazado continúan sin aceras y los peatones se ven obligados a caminar por el arcén sin que exista en muchos tramos ninguna seguridad. Durante la Festa do Mar se da incluso la situación de que muchos de los jóvenes que acampan en A Reiboa deben caminar por la noche por los arcenes desde Combarro en una zona de visibilidad reducida.

Proyecto de la Xunta

Actualmente, la Xunta ha puesto en marcha un proyecto para construir una senda de uso compartido entre peatones y ciclistas. Este camino se haría entre Covelo y Raxó en el margen izquierdo de la carretera, dirección Sanxenxo.

Para poder proceder a la construcción de esta senda es necesaria la expropiación de algunos terrenos de los márgenes de la carretera, algo que el Concello se ha ofrecido a hacer pero que, según apuntan fuentes municipales, será finalmente la Xunta quien asuma al no tener un coste superior a los 70.000 euros.

Esta senda aprovecharía los escasos tramos de acera ya existentes y continuaría después por el arcén de la PO-308, con unos bolardos de plástico que marquen la separación con la zona de circulación de vehículos a motor.

Este proyecto ha finalizado ya la fase de alegaciones sin que existieran muchas de parte del gobierno local. Desde Poio dicen desconocer en qué punto se encuentra en estos momentos el expediente o si han terminado ya de valorar las alegaciones o no y no pueden precisar tampoco una fecha aproximada para que la senda se convierta en realidad.