"Ha sido impresionante, es una experiencia única en la vida", afirmaba al desembarcar del Juan Sebastián de Elcano el guardiamarina Guillermo Bravo. Este madrileño y marino de vocación era recibido a pie de escalinata por toda su familia.

"Es duro tenerlo tanto tiempo fuera, pero hay un bien mayor que es verlo feliz. Él está muy contento y nosotros muy orgullosos de él", apuntaba su madre, Silvia Díaz Montenegro.

El guardimarina Guillermo Bravo explicaba que su ánimo se encuentra ahora "dividido", entre la alegría de ver a su familia, a sus amigos, de iniciar un merecido descanso, y la pena por acabar un crucero que asegura que ha sido la mejor experiencia vivida hasta ahora.

Como profesional, el crucero en el buque escuela de la Armada ha supuesto para este marino todo un espaldarazo a su vocación. "Ha sido muy enriquecedor; se dice que a navegar se aprende con el tiempo, pues en este barco de horas vamos servidos", bromeaba el alumno.