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Lukas Santiago: "Lourizán y sus playas eran el primer núcleo turístico de baños de mar de Galicia"

"La Guerra Civil fue un punto de inflexión y la fábrica de celulosa, el golpe definitivo", afirma el autor del documental sobre la parroquia

La famosa Casa de Baños de Lourizán. // Museo Pontevedra

Varios años de trabajo y un pasado marcado por la historia de Lourizán han dado como fruto el documental "Paraíso roubado", del realizador pontevedrés Lukas Santiago. La cinta, que muestra la etapa de la parroquia desde el esplendor iniciado por el político Eugenio Montero Ríos hasta la instalación de la fábrica de celulosa, fue estrenada con éxito hace unos días. Ante la buena acogida por parte del público, la Asociación Pola Defensa da Ría, productora de la película, ha decidido realizar un nuevo pase: el 30 de mayo en el salón de actos del Sexto Edificio del Museo (20 horas).

-¿Cómo valora la acogida por parte del público del estreno de "Paraíso roubado"? ¿Se la esperaba?

-Bueno, sí que esperábamos que iba a ir mucha gente a verlo por varios motivos. Por un lado, por el poder de convocatoria de la APDR y, por otro, porque el salón de actos del Museo tiene 242 plazas, así que entre amigos y vecinos contábamos con que se podía llenar. Aunque sí que no esperábamos que quedase tanta gente fuera.

-¿Le transmitieron qué les había parecido el documental?

-Hubo muchas personas que yo no conocía que me quisieron felicitar. Sobre todo mujeres, por el protagonismo que se les da a estas en "Paraíso roubado". Alguna, incluso con lágrimas en los ojos, me dijo que se había emocionado mucho. Muy buena acogida. Estoy muy contento.

-Comenzó en 2007 con el documental. ¿Por qué tardó diez años en terminarlo?

-Comencé entonces, cuando todavía estaba estudiando Comunicación Audovisual. Desde ese año hasta 2011 estuve haciendo entrevistas en la parroquia sobre todo a las mujeres mariscadoras, que tienen un perfil en común. Alguna de ellas ya ha fallecido y otras no pudieron venir al estreno porque están muy mayores. Mi propio abuelo, que también aparece, tiene ahora 97 años.

-¿Cuál es su vinculación personal con la parroquia?

-Tengo una vinculación muy directa porque la familia de mi madre era de Lourizán y estaba vinculada al trabajo en el mar. Era un trabajo que pasaba de padres a hijos desde tiempos inmemoriables. De hecho, mi abuela fue una de las catorce mujeres que estuvieron en la cárcel por oponerse al establecimiento de Ence en la ría. La de la ría fue la primera historia que me contaron de niño. En mi casa siempre se habló de ese tema, de lo que supuso la destrucción del banco marisquero de Os Praceres para la parroquia. Mi abuelo de pequeño trabajaba en la Casa de Baños, era uno de los niños que daban las personas que las usaban.

-¿Su abuelo recuerda esa etapa como la mejor de Lourizán?

-Por supuesto. Ellos lo que te cuentan es que antes Lourizán era muy bonito, una preciosidad, todo playa, una sucesión de playas entre Pontevedra y Os Praceres y entre Os Praceres y Marín. Después estaba el Gran Hotel de Baños de Mar y la Casa de Baños, como un edificio complementario. Los médicos recomendaban los baños de mar por cuestiones de salud. Incluso Castelao iba con su hijo, que estaba enfermo y paraba en una segunda Casa de Baños un poco más modesta que había en la comboa, que tenía pensión. Mientras su familia iba a tomar los baños, él se sentaba a escribir y dibujar. De ese momento de su vida salieron los dibujos de los cruceiros de la parroquia de Lourizán, Cantodarea...

-¿Por qué dejó de acudir gente a Lourizán a tomar los baños?

-La memoria histórica es muy especial. Hay gente que me ha negado que allí hubiese playas, y no solo es que las hubiese, es que a principios de siglo era un núcleo turístico muy importante en lo que a baños de mar se refiere, el primero de Galicia. Fue a la sombra de la figura de Montero Ríos, porque su casa, el pazo de Lourizán, era una meca política porque la gente siempre quiere estar cerca del poder. Por allí desfilaban políticos gallegos, del resto de España, intelectuales..., incluso el rey Alfonso XIII y su madre, la reina y regenta Cristina. Todo eso ha quedado un poco difuso. Montero Ríos creó el pabellón de invitados para no tener que hospedar a sus invitados en el pazo y, a partir de él, el hotel. Este hotel sería donado, a su muerte, por parte de sus herederos al Sagrado Corazón, con la condición de que siempre le dieran comida y educación a las vecinas de la parroquia. Hasta la democracia el colegio tenía como dos partes, una para las niñas internas de clase alta de distintos puntos del estado español, con una educación más sofisticada, y otra para las alumnas de origen humilde de Lourizán. Todo eso se terminó con la instalación de la fábrica de celulosa. La gente de Madrid o Barcelona dejó de mandar aquí a sus hijas, porque se daban cuenta lo que era la celulosa porque la contaminación en los primeros años era brutal, se vertía a caño libre a la ría.

-¿Y la guerra?

-La guerra civil fue el primer punto de inflexión porque aunque el hotel se convirtió en el colegio, la Casa de Baños pervivió hasta 1936, cuando dejó de existir ese tipo de turismo. El golpe definitivo fue la instalación de la fábrica. Cuando ya volvió el turismo de masas, en los sesenta, se fue bien lejos de Lourizán, donde estaba la playa de Pontevedra, a la otra punta de la ría, en Sanxenxo.

-¿Hubo división entre los vecinos de Lourizán cuando se instaló la fábrica de celulosa?

-Cuando los militares llegaron en el Hernán Cortés desde Marín y hubo un enfrentamiento muy duro, que acabó con el encarcelamiento de catorce mariscadoras, el franquismo consiguió detener la oposición con ese golpe de efecto. Las que se salvaron fueron las que vinieron desde Campelo en barco.

-¿Cuánto tiempo estuvieron en la cárcel?

-Solo unos días, pero era mayor el miedo de la amenaza que pesaba sobre ellas de hacerles un consejo de guerra. Con eso se zanjó la protesta que llevaba meses porque con la fábrica se iba el pan de sus hijos. Ellos siempre pensaban en las futuras generaciones. Decían que "a ribeira é a veiga dos pobres". En aquel momento todo el pueblo estaba unido. Hoy en día, cuando ya mucha gente ya nació después de la instalación de la fábrica y no conoce lo que había antes, como mucho por fotografías, y Ence compra voluntades con ayudas es cuando hay división en la parroquia. Pese a ello, la mayoría de la gente sigue estando contra Ence.

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