San Amaro, como es más conocido, es uno de los beatos más queridos por los fieles gallegos, que cada 15 de enero se reúnen en los templos donde se le rinde culto para festejar con oficios religiosos y rituales a este abad, navegante y aventurero que según la tradición atravesó el océano y vivió incontables aventuras.

Es el caso de los vecinos de las parroquias de San Amaro y Canicouva, donde se repitieron los rituales asociados al santo y también las actividades lúdicas.

En el lugar de Cacheiro, en Canicouva, las celebraciones arrancaron el pasado sábado. No faltaron los oficios religiosos y una verbena, que dieron paso ayer al pasacalles de la Banda de Música Cultural de Vilanova de Arousa con los que se inició la jornada.

El templo local acogí una misa solemne en honor a San Amaro, a la que siguió la tradicional procesión. Estos ritos religiosos se completaron con otras tradiciones como las de hacerse con las rosquillas que se vendieron a las puertas del templo, al igual que velas y exvotos con los que agradecer los favores del santo.

Las celebraciones, que se repitieron en distintas localidades, fueron también una oportunidad para recordar la leyenda de este santo que, se cuenta, fue iluminado por Dios para hacer una barca y navegar siguiendo el sol a través del océano.