"Le supliqué varias veces que no me pegara más, que me dejara marchar porque tengo una niña pequeña", declaró la víctima de una supuesta violación, cometida en las galerías comerciales de la Rúa do Sol de Marín en la madrugada del 31 de mayo de 2014. Por el contrario, el acusado, B.M., aseguró que aquella noche mantuvo dos relaciones sexuales consentidas con la demandante, una primera en un bar cercano y la segunda en las citadas galerías. "Echamos dos polvos", fueron sus palabras.

Mientras que la víctima afirmó en el juicio celebrado ayer en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra que nunca había visto antes al acusado, éste aseguró que eran amigos desde mucho tiempo antes y que, de hecho, habían mantenido relaciones sexuales en varias ocasiones, siempre consentidas.

También los testigos que aquella noche coincidieron con ambos en varios locales de copas de la villa, ofrecieron versiones contradictorias. Unos aseguraron que no estaban juntos, mientras que otro afirmó que jugó contra ellos como pareja de futbolín.

Alcohol y coca

En lo que único que coincidieron las versiones de acusado y víctima en esta primera sesión del juicio, fue en que habían consumido tanto alcohol como cocaína aquella noche. Según ella lo hizo sola, en el baño de un bar, mientras que el acusado aseguró que la consumieron juntos.

Según el testimonio de la mujer, de 24 años de edad en el momento de los hechos, había salido a la calle para llamar por teléfono a un taxi, cuando recibió un fuerte golpe por parte del acusado, de 37 años en aquel momento, al que "no había visto antes". La víctima explicó que él la agarró y la arrastró hasta las galerías comerciales donde la forzó sexualmente después de propinarle varios golpes. Según él, habían estado juntos en varios locales, mantuvieron una primera relación sexual en un bar para continuar después en las galerías, de común acuerdo. El acusado afirma que después de esta segunda relación ella le exigió más cocaína "que yo no tenía", tras lo que ella se habría alterado amenazándole con que "si no me das lo que te pido te voy a joder la vida". Según el relato de B.M., al salir de las galerías ella empezó a gritar "me violaron" y "como vi a esa mujer fuera de sus casillas yo decidí irme andando para mi casa", dijo él.

En cuanto a los moratones, rozaduras e incluso sangre en la boca que presentaba la víctima, y que atestiguaron los agentes de Policía Nacional que atendieron el suceso, según ella fueron provocados por los golpes propinados por el acusado, si bien en otro momento también apuntó que cuando huía del lugar se cayó por las escaleras de la galería.

La mujer que prestó la primera ayuda a la víctima, la propietaria de un kiosco que a esas horas de la mañana recogía la prensa del día, declaró que vio a la pareja llegar caminando "normalmente" por la acera, discutiendo en voz alta pero sin pelearse. Esta mujer vio a la víctima "nerviosa" y apreció que tenía la piel "irritada, con rozaduras, como una erupción". Tras darle agua y ofrecerle una silla, esta testigo telefoneó a la Policía.

Pena

La fiscal pide una pena de 7 años de prisión para el acusado, así como la prohibición de acercarse a la víctima durante 14 años. El ministerio fiscal demanda también una pena de multa por las lesiones ocasionadas a la joven, así como una condena de libertad vigilada durante seis años, una vez que salga de prisión, y una indemnización de 5.000 euros por los daños morales causados, además de otra cantidad, a determinar durante el juicio, por las lesiones.

La acusación particular demanda 10 años de prisión y 14 de alejamiento. El juicio continuará el próximo jueves, desde las 10.15 horas, en la Audiencia de Pontevedra, con el testimonio de los peritos.