El padrón municipal cerró el pasado año con 83.407 habitantes, casi mil más de los que certifica el Instituto Nacional de Estadística (INE), que establece el censo oficial en 82.539 residentes. A partir de ahora, el Concello entablará negociaciones con este órgano para tratar de incorporar las altas que contabiliza el padrón. Aunque ese proceso concluirá en marzo o abril, ya no habrá más rectificaciones en el censo hasta diciembre próximo, dentro de prácticamente un año.

A lo largo de 2016 el municipio tendrá que trabajar con esa cifra oficial de 82.539 habitantes, lo que supone una pérdida de 407 vecinos con respecto a la cifra anterior. Pese a que el padrón ofrece mejor balance que el censo, 2015 fue negativo en ambos casos, ya que el Concello admite una caída en sus propias cifras de algo más de sesenta personas. Es la primera vez en años que el INE reduce el censo municipal, acostumbrado hasta ahora a crecer. Pero ese crecimiento solo se manifiesta en el casco urbano. Las quince parroquias del rural vuelven a cerrar un año con una caída demográfica, y el fenómeno es general en todas ellas. Si hace una década eran 21.581 las personas que residían en el rural -lo que significaba el 27% de toda la población del municipio- ahora ya hay 1.200 vecinos menos en esas parroquias, que suman 20.348 habitantes, el 24,4% del total municipal. Por su parte, el casco urbano ha crecido en este mismo periodo más de un 7%, con 4.400 habitantes más para sumar ahora 63.059.

La parroquia más poblada es la de Lourizán, con 3.107 habitantes, en buena parte gracias al barrio de Estribela, pero en este caso tampoco se libra del descenso demográfico. En 2015 perdió algo más de 130 habitantes y en la última década el descenso roza el 5%. En todo caso, su caída es mucho más suave que la que se registra en parroquias alejadas del casco urbano. Aquellos territorios próximos a la ciudad como Lérez, Marcón, Salcedo o Mourente. no solo se mantienen entre los más poblados, sino que su pérdida de censo es menos elevada que la que se registra, por ejemplo, en Alba (con un 13% menos de vecinos que en 2006) o Canicouva, con una pérdida aún mayor, del 13,5%. Curiosamente, esta última parroquia, la del censo más pequeño, con diferencia, del municipio, en 2015 se produjo un ligero repunte demográfico al ganar cuatro vecinos. En todo caso, no deja de ser una excepción puntual ya que su tendencia histórica es a la baja. En 2006 tenía 288 habitantes.

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Igual ocurre en el resto del territorio rural.

Tras Lourizán, la segunda parroquia más poblada es Marcón, con 2.124, mientras que Salcedo, con 2.099. Las tres son las únicas que superan esa barrera de los dos mil habitantes, si bien han registrado una pérdida en el último año del 2,3% y del 3% respectivamente. Mourente, que en 2014 contaba con 2.023 residentes, acabó 2015 con 27 menos y se queda en 1.996. Aún así, se mantiene como el cuarto territorio más poblado, por delante de Campañó, Lérez, Pontesampaio, San Andrés de Xeve y Tomeza, en todos los casos por encima de los mil habitantes.