Una casa quedó en la madrugada de ayer calcinada casi en su totalidad en el número 31 de la calle Oliveira en San Salvador. Se trata de una vivienda con continuas denuncias por parte de los vecinos de la presencia de okupas, pero al encontrarse "abandonada" el servicio de bomberos que acudió a su extinción fueron los de la base en Ribadumia y Emerxencias Sanxenxo, lo que motivó las quejas vecinales debido a la tardanza en la que se personaron los equipos de emergencias.

El fuego se declaró en torno a las 3.50 horas, según fuentes vecinales, cuando dieron la alerta a los servicios de emergencia del 112 Galicia. Al tratarse de una vivienda abandonada, a priori, sin riesgo de situación de riesgo, trasladaron el aviso al parque de Bomberos do Salnés, que es designado para este tipo de servicios en Poio, y que tiene sede en Ribadumia. También se alertó a Emerxencias Sanxenxo.

Según el relato de varios vecinos, se escucharon varias explosiones, "como si fuesen petardos" antes de generarse una gran llamarada que motivó que la panadería próxima que iniciaba su actividad tratase de intervenir al ver que el fuego podría afectar a su establecimiento, situado en la parte trasera de la vivienda afectada.

La Guardia Civil está investigando las causas que originaron el fuego, aunque varios vecinos apuntaban a que podría tratarse de una estufa. Y es que se trata de una de las casas que en los últimos años contien okupas, llegando ser el escenario hace un año de un apuñalamiento, lo que motivó que el Concello tapiase las ventanas.

"El Concello y la Guardia Civil sabía que había okupas, lo más seguro es que hubise gente dentro", afirmaba José Tosar, uno de los vecinos. En el último año el gobierno local realizaba el derribo de otra vivienda próxima en la que había problemas de okupas. Los vecinos apuntaban a la necesidad de tirar la vivienda calcinada ayer.

Los vecinos también se quejaron de la tardanza de los medios de extinción, ya que los primeros en llegar fueron el 061. "Los bomberos aparecen a las 4.20 horas, lo que no es entendible es que manden desde Ribadumia, que está a 20 kilómetros cuando hay un parque de bomberos que está a 2 minutos porque podía haber gente dentro, extenderse a otros edificios o haber dentro bombonas de butano", apuntaba Tosar.

Desde el Concello, el alcalde Luciano Sobral, apuntaba que en los últimos meses parecía que la situación en la vivienda abandonada "estaba más tranquila". En ese sentido, el regidor criticaba que el plan comarcal de la Xunta establezca como base de bomberos la de O Salnés en Ribadumia teniendo en cuenta la proximidad de la de Pontevedra. "Es una aberración, a una vivienda deberían ir los bomberos de la base más próxima", apuntaba Sobral, que reiteraba la petición que ya había transmitido a la Xunta al respecto.